<<Nuestra vida es así porque de esta manera hemos llegado. Nunca os quejéis de vuestro pasado si os gusta vuestro presente; porque si un sólo ápice cambiara, ya no seríais vosotros mismos>>
Dani andaba tranquilo por la calle, con las manos en los bolsillos. Era viernes, y su madre lo había mandado a comprar el pan en cuanto había vuelto del instituto. Al parecer, habían vuelto ambos algo tarde del trabajo. Ese día, había quedado en ir con sus amigos a la discoteca; la hermana de Estrella los llevaría, como siempre. Estaba contento: había sacado un ocho en su examen de biología esa mañana. Intentaría que ni sus padres ni los enanos de sus hermanos le amargaran el día.
***
Llegó la hora a la que habían quedado
y se despidió de sus padres desde la puerta. Salió a la calle.
Minutos después, lo recogieron en un coche gris plateado. Dentro ya
estaban sus amigas Ainoa y Estrella y los dos que siempre los
llevaban, Mónica, la hermana de Estrella, y Damián, su novio. Ambos
eran ya mayores de edad, y habían decidido tomarse un respiro no yendo ese año a la universidad; así que entrarían el año
siguiente y mientras hacían pequeños trabajos que les servirían en
sus currículums. Daniel se subió. Rezó porque Damián y Mónica no
se pusieran con sus tonterías hasta que no se bajaran del coche.
Pocas calles más tarde, recogieron a Eliot, su mejor amigo desde
siempre. Su último amigo de la pandilla, Justin, no había podido ir
por no tener permiso de sus padres, y los que estaban en otros
institutos tenían muchos exámenes. Ellos tenían toda esa semana
por fin libre.
Normalmente, solían ir solos a las
fiestas y a las discotecas; pero habían querido ir a probar una
nueva que ahora habían abierto, y que estaba más lejos. Por eso,
sus padres se quedaban más tranquilos, porque creían que Mónica
los vigilaba. Era verdad que los acompañaba y que los ayudaba; pero
no era para tanto. Si no se le acercaban, ella no los molestaba:
estaba demasiado ocupada atendiendo a los mimos y a las tonterías de
su novio. Estrella y Ainoa siempre decían que eran muy monos cuando
estaban los dos juntos, Eliot pasaba. Justin era más de la opinión
de las dos chicas, y Daniel, mientras que no se pusieran a tontear en
el coche cuando alguno de los dos estaba conduciendo, le daba igual.
***
Apenas dos horas más tarde, Lucas
Rafael, el padre de Daniel, escuchó unos golpes en la puerta. Se
preocupó, era demasiado temprano.
-¡Ya voy yo, cariño!
-Vale, Lucas.
Cuando abrió, se topó con la cara
agobiada de su hijo que sujetaba, junto con Eliot, a un muchacho
ebrio de, más o menos, su edad.
-¿Pero qué...?
-Sh. -le calló Daniel hablando más
bajo- Que vas a alertar a todos los vecinos y a despertar a los
niños, no grites.
-¿Quién es éste, Daniel? ¿No será
por casualidad uno de tus amigos?
-No, papá, no es mi amigo. ¡Y si
apenas lo conozco! Es un chico de la clase, padre, que se nos acercó
y nos pidió quedarse con nosotros porque estaba solo. Así que lo
dejamos; pero no nos dimos cuenta de que se emborrachaba demasiado.
Nosotros en cambio no bebimos casi nada, papá, si ya lo sabes. Te lo
prometo.
Él gruñó y miró al coche. Se asustó
al ver a Estrella, que tenía dieciséis años al igual que Daniel,
estaba sentada al asiento del copiloto. Ella se percató.
-Tranquilo, tranquilo, que yo no
conduzco. -le dijo rápidamente- Que esa es mi hermana.
-¿Y has traído tú el coche hasta
aquí?
-No, que va. Ha sido Mónica, te lo
prometo. ¿Ves? Está aquí atrás, lo que pasa es que no quería
perderse ni un mísero segundo de estar con su novio mientras su hijo
y Eliot salían.
Mónica se asomó entre los dos
asientos delanteros con una sonrisa.
-Anda y calla, hermanita.
Rafael vio al novio con una sonrisa
pícara por detrás.
-Ay... Moniquita, vayamos a ver que voy
a tener que hablar con tus padres.
Ella soltó una carcajada.
-¡Que va! Si ellos ya lo saben.
Además, si Damián en realidad es muy bueno, ¿a que sí,
Estrellita?
-¡Sí, sí! -exclamó ella en tono
sarcástico.
Su hermana le revolvió el pelo y ella
sonrió.
-Bueno, -miro al ebrio que tenía
delante- ¿y qué hacéis ahora todos vosotros aquí?
-No, pues nada, -le dijo Mónica- que
estos se han quedado con ese borracho y no podíamos dejarlo así
sólo allí. Como no sabíamos a dónde llevarlo porque no sabemos ni
dónde vive ni tampoco tenemos su número, pues te lo hemos traído a
ver si podías ayudarnos; que eres el que vive más cerca.
-Um...
-De todas formas... -le dijo Daniel- ya
quedaba poco para que nos fuéramos; estábamos cansados y mañana
tendríamos que levantarnos temprano para empezar a hacer un
trabajo...
La verdad, era que ese día habían
jugado un partido de baloncesto, habían tenido educación física y
luego habían estado en la discoteca. Y para colmo sabían que habían
quedado para ir a correr al día siguiente. Por eso tenían pensado
volver mucho más temprano que siempre.
-Sí... -dijo Mónica- Por eso íbamos
a tener que salir de todas formas más temprano para traerlos y luego
a volver a irnos; si es que sois unos enanos. -intentó picarlos;
pero ellos la ignoraron.
Carolina, la madre de Daniel, apareció
por la puerta.
-Pero... ¿qué es lo que pasa, cariño?
-preguntó.
Cuando llegó, se quedó mirando al
muchacho borracho y parpadeó. Eliot se encogió de hombros por toda
respuesta y Daniel suspiró.
-Es un amigo de su clase... -le explicó
Rafael- que se lo han traído porque estaba borracho y no han sabido
qué hacer con él.
-Am...
-De todas formas, vosotros ya deberíais
estar más acostumbrados. Que de adolescentes erais mucho más
marchosos, y ya se sabe.
-Daniel...
-¿Qué? Es verdad. Por esa es la razón
de que yo esté ahora aquí, ¿no? Porque os iba a ambos mucho la
juerga.
-Cállate... -le regañó Eliot. Ya
estaba harto de que su amigo se quejara de algo que, le gustara o no,
le había dado la vida. Y seguía pensando que tampoco debía estar
tan mal tener a unos padres adolescentes. A él le gustaría tener a
unos padres más jóvenes, como los suyos, para que lo comprendieran
mejor. Y aún así ya se llevaba bastante bien con los suyos.
-Vale... ¿Qué hacemos? -cambió de
tema.
-Será mejor que lo lleves tú al
medico, cariño. -le dijo Caro a su marido.
Él refunfuñó. Ya tendría que salir
en mitad de la noche para llevar a un chico al que ni siquiera
conocía. Pero su mujer tenía razón.
-¿Qué es lo que pasa, mami?
-escucharon la voz de su hermano pequeño.
-Nada, Lucas. Duérmete.
-¿Pero es que no los habéis acostado
todavía? -preguntó Daniel.
-Se nos ha hecho tarde.
-¿Qué es lo que pasa, mamá? ¿Ya ha
llegado Daniel?
-¡¡Que no! ¡Que te calles y te
duermas! -le respondió él.
-Anda, hola, Daniel. ¿Está por ahí
Eliot?
El amigo se rió. Le caía muy bien el
hermano pequeño de Daniel, y lo conocía como si fuera su propio
hermano. Escucharon que el chico se levantaba y andaba hacia allí.
La madre puso mala cara, no quería que su hijo viera al muchacho
borracho allí en su puerta. Mientras, Lucas, ya se había puesto la
chaqueta.
-Que no pasa nada, Lucas, vete a
dormir.
Pero como escucharon que venía,
alejaron al chaval y lo dejaron apoyado en una pared al cuidado de
Ainoa, que salió del coche. Volvieron a la puerta y Lucas Martín
bajó de las escaleras.
-Anda, hola, Martín. -le sonrió
Eliot.
-¡Hola, Eliot! -le contestó él con
una sonrisa.
Se acercó a él y lo abrazó, Eliot se
rió.
-Bonito pijama. -le dijo con una
sonrisa.
Él se sonrojó.
-Gra... gracias.
-¿Y es que llevas tu gorra hasta para
dormir? -le preguntó quitándosela y colocándosela encima de la que
él mismo llevaba. Él sonrió.
-De vez en cuando. -le dijo- Cuando se
me olvida.
-Anda y quítatela. -le dijo con una
sonrisa la madre.
-¿A dónde te vas, papá? ¿Es que te
vas a estas horas a alguna parte?
-No, Lucas, no pasa nada. Me voy a
acostar, igual que tú tendrías que estar haciendo.
Daniel ya empezaba ha impacientarse de
que su hermano no se fuera.
-¿No tenías que irte a dormir,
Martín? -le dijo.
-Uy... que ya voy, que ya voy...
-Venga, anda, y haz caso a tu hermano.
-le dijo su padre.
-Sí, papá...
Entonces se asomó la hermana
frotándose los ojos del sueño.
-¿Pero qué pasa, papás? -les
preguntó con un bostezo.
-Hola, Carolina. -la saludó Eliot.
Ella le respondió con una mano.
-¿Os queréis ir ya? Venga, Caro, que
luego no te duermes. Lucas, a tu cuarto. -les ordenó directamente
Daniel.
Ellos lo ignoraron.
-Lucas, Caro, ahora. Que no tengamos
que decíroslo más veces.
Martín subió corriendo las escaleras
y cogió de la mano a su hermana para llevársela.
-Buenas noches mamá, buenas noches
papá.
-Buenas noches Lucas.
-Daniel, Eliot. -se despidió.
-Buenas noches, Martín.
-'Enas noches, papis. -les dijo la
pequeña.
-Buenas noches, cariño.
-¡Que durmáis bien, pequeñines!
-dijeron las chicas y Damián desde fuera.
-Buenas noches, chicas.
Por fin se fueron y Daniel miró a su
padre. Él se puso bien la bufanda.
-Ahora llevemos al hospital a ése
compañerito tuyo.
-Nosotros nos iremos a casa ya. -le
dijo Ainoa.
-Pues anda y quita, hermanita. -le
pidió Mónica a Estrella pasando entre los asientos a su sitio. Ella
salió y su hermana se sentó en el asiento del piloto. Acto seguido,
su novio lo hizo en el de copiloto- Vamos, Eliot.
El chico asintió.
-Buenas noches, señores. Buenas
noches, Daniel.
***
Ya montados en el coche, con ellos
sentados delante (Daniel lo acompañó para ayudar a controlar al
muchacho) empezaron a hablar.
-Así que aún te molesta que fuéramos
jóvenes.
-Papá, ya sabes que me ha molestado
siempre.
-Sí, lo sé. Y por eso mismo digo
“aún”. Pero, sigo sin entenderlo, ¿por qué te molesta tanto?
Aún así siempre te hemos cuidado genial. -él bufó.
-Claro, genial cuando que me dejabais
en casa de los abuelos cada dos por tres; así es que apenas
me teníais que cuidar.
-Sí que lo hacíamos, Daniel. Y
además, ¡tan sólo eramos niños! Pero si teníamos más o menos tu
edad. Queríamos vivir de vez en cuando un poquito la vida e ir de
juerga por ahí, como lo haces tú. Y además teníamos que estudiar.
¿Qué más querías? Y para entonces eras un mozuelo, si apenas ni
te acordarás.
-Pues sí que me acuerdo.
-Además, no deberías de odiar tanto
algo que te ha dado la vida. Recuerda que, si no, tú ahora mismo no
estarías vivo.
-Em... No me cambies de tema. Que no
estamos hablando de eso.
-¡Pues claro que sí estábamos
hablando de eso! ¿De qué otra cosa íbamos a hablar?: Sabes que si
tu madre y yo en ese momento no lo hubiéramos hecho, tú no hubieras
podido nacer; por mucho que lo hubiéramos hecho luego más tarde.
Así que no te quejes.
-Bueno, papá, cambiemos de tema. Que
estás conduciendo y no es bueno discutir, haber si nos chocamos o
algo.
Daniel aprovechaba casi cada
oportunidad para recordarles que no le gustaba que hubieran sido sus
padres tan jóvenes, y siempre se olvidaba de que no hubiera podido
nacer de otra manera. Casi todo lo que le pasara, lo achacaba a eso.
Y como también tenía razón a que habían sido menos responsables y
maduros a la hora de criarle, no podían contradecirle. Pero, por
mucho de lo que otros en su lugar pensaran, Rafael y Carolina no
pensaban que aquello hubiera sido ningún error. Querían mucho a su
hijo, y les gustaba su vida tal y como era, no les importaba que
aquellos primeros años hubieran tenido que renunciar muchas veces a
salir con sus amigos o a, simplemente, ser como los demás. Ahora
tenían la mejor vida y la más feliz que habían podido desear,
exceptuando los pequeños arrebatos de su hijo.
Tras un rato hablando, a Dani se le
escapó comentar lo que algunos chicos habían comentado antes sobre
ellos. Decían que eran muy guays y les gustaría tener unos padres
como ellos. Rafael se sorprendió.
-¿Ah, sí? ¿Eso dicen?
-Pues sí... Sobretodo Eliot, que os
conoce bien, y eso que a él le caen súper bien sus padres; pero él
también dice que vosotros dos moláis mucho... Si es que en realidad
hasta sois guays y to'; aunque sea sólo muy de vez en cuando.
Su padre soltó una carcajada.
-Gracias, chico.
-De nada, papá. -le sonrió.
-Bueno, ¿Y en tu grupo, que tal? ¿Cómo
les va? ¿Hay por ahí ya alguna pareja o algo así?
-Ah, ah. -negó él- Todavía siguen
buscando. Bueno, está Justin; pero ya está.
-¿Y tú? ¿Hay por allí alguna
mozuela que te haga tilín tilín?
-Jo'er, papá, pero qué raro hablas.
-sonrió él- ¿Que si hay alguna tía que esté buena y con la que
quiera salir? Pues no, no la hay. O al menos no por ahora.
***
Justin esperaba a sus amigos cuando los
vio aparecer, sonrió ante la cara de adormilado que traía Daniel,
con sus ojeras enmarcadas.
-Hay que ver tíos pero qué lentos
sois.
-No te quejes que tú al menos no has
tenido que estar por ahí casi toda la noche dejando a un tío al que
apenas conocías en el hospital.
Él sonrió.
-Se había quedado dormido y ha tenido
que vestirse corriendo y desayunar en cuanto yo he llegado. -le
explicó Eliot. Justin se rió.
-No te quejes que no has tenido que
llevar al chavea ese.
Empezaron a andar hacia el sitio donde
empezarían a correr.
-Jo'er, chaveas; pero que empanadera me
traéis.
-Es que tú no estuviste en la disco
anoche.
-Pues no haber ido. Bueno, venga, y
ahora contad: ¿quién era el chavea ése y qué le pasó?
-Pero qué cotilla eres.
Él chasqueó la lengua y se encogió
de hombros.
-Desde siempre. Si es que yo creo que
esto ya es de naturaleza. Bueno, y ahora: contad.
Como sabían que a Justin le gustaba
mucho escuchar y que les pediría que se lo contaran todo; lo
hicieron con todos los detalles que pudieron. O, bueno, más bien
Eliot lo contó hasta que no pudo seguir contando más porque él ya
no estaba al haberse ido a su casa y dejó a Dani empezar a hablar.
Fueron a correr y, más tarde, irían a
la casa de otro amigo a estudiar; ya que estaba dando el mismo tema
en su instituto y había algunos apartados que unos no entendían y
los otros sí.
Próximo capítulo yaaaaaa!
ResponderEliminarQuiero saber que pasa.¿y el borracho sale vivo?
!Que viejo el novio de Violeta!
intentaremos subirlo para el lunes =) Hemos temido ciertos problemillas.
EliminarEl novio de Violeta es un poquito mayor, pero no es... viejo. Se quieren, y es lo que importa :D (opinión de Elena)
Es verdad que es viejecillo, pero no se lo digas a Elena, que se enfada y no me habla =P (opinión Mª del Mar)
Holaaa, como veo que no te llego ayer el comentario te lo vuelvo a enviar ahora. Ya me he leído el capítulo y me ha gustado mucho, cuando subas el siguiente me avisas :)
ResponderEliminarY, un consejo, a Justin lo podrías poner más, harías feliz a una amiga tuya mu' guapa y mu' lista (En las notas no se ve pero porque quiero mantener mi gran talento para mí) jajaja venga ahora enserio, esta muy chulo, y, aunque me has dicho hoy que Justin no es Bieber, para mí si y que sepas que cuando lo mencionas en la historia a mi me viene a la cabeza él y por mucho que quieras no vas a conseguir que no jejeje :P
Bueno, hasta mañana y espero que este comentario si que se suba! :)
jajajaja XD
EliminarNos alegramos de que te guste, si quieres te puedes suscribir por correo para que te avise cada vez que subamos algo. Donde pone "¡síguenos por tu correo electrónico!"
Gracias
Gracias =D
ResponderEliminarDel borracho ya sabréis más después, no os preocupéis ;)
CIERTO está MUY bueno
Enganchado me tenéis .... ains
ResponderEliminarMe alegro mucho =) (opinión Mª del Mar)
Eliminar¡Muchas gracias! (opinión Elena)
Yo a veces, me pierdo de quien es quien, pero, ¡esta chulisimo! Joder, me intriga con cada capítulo.
ResponderEliminarEnhorabuena.
jaja ¡¡Muchísimas gracias!! =)
EliminarTe recomendamos que mires de vez en cuando los personajes para no perderte (en Vidas Unidas) jaja ;P