sábado, 11 de mayo de 2013

Daniel Segovia.

 <<Nuestra vida es así porque de esta manera hemos llegado. Nunca os quejéis de vuestro pasado si os gusta vuestro presente; porque si un sólo ápice cambiara, ya no seríais vosotros mismos>>



Dani andaba tranquilo por la calle, con las manos en los bolsillos. Era viernes, y su madre lo había mandado a comprar el pan en cuanto había vuelto del instituto. Al parecer, habían vuelto ambos algo tarde del trabajo. Ese día, había quedado en ir con sus amigos a la discoteca; la hermana de Estrella los llevaría, como siempre. Estaba contento: había sacado un ocho en su examen de biología esa mañana. Intentaría que ni sus padres ni los enanos de sus hermanos le amargaran el día.


***


Llegó la hora a la que habían quedado y se despidió de sus padres desde la puerta. Salió a la calle. Minutos después, lo recogieron en un coche gris plateado. Dentro ya estaban sus amigas Ainoa y Estrella y los dos que siempre los llevaban, Mónica, la hermana de Estrella, y Damián, su novio. Ambos eran ya mayores de edad, y habían decidido tomarse un respiro no yendo ese año a la universidad; así que entrarían el año siguiente y mientras hacían pequeños trabajos que les servirían en sus currículums. Daniel se subió. Rezó porque Damián y Mónica no se pusieran con sus tonterías hasta que no se bajaran del coche. Pocas calles más tarde, recogieron a Eliot, su mejor amigo desde siempre. Su último amigo de la pandilla, Justin, no había podido ir por no tener permiso de sus padres, y los que estaban en otros institutos tenían muchos exámenes. Ellos tenían toda esa semana por fin libre.
Normalmente, solían ir solos a las fiestas y a las discotecas; pero habían querido ir a probar una nueva que ahora habían abierto, y que estaba más lejos. Por eso, sus padres se quedaban más tranquilos, porque creían que Mónica los vigilaba. Era verdad que los acompañaba y que los ayudaba; pero no era para tanto. Si no se le acercaban, ella no los molestaba: estaba demasiado ocupada atendiendo a los mimos y a las tonterías de su novio. Estrella y Ainoa siempre decían que eran muy monos cuando estaban los dos juntos, Eliot pasaba. Justin era más de la opinión de las dos chicas, y Daniel, mientras que no se pusieran a tontear en el coche cuando alguno de los dos estaba conduciendo, le daba igual.


***


Apenas dos horas más tarde, Lucas Rafael, el padre de Daniel, escuchó unos golpes en la puerta. Se preocupó, era demasiado temprano.
-¡Ya voy yo, cariño!
-Vale, Lucas.
Cuando abrió, se topó con la cara agobiada de su hijo que sujetaba, junto con Eliot, a un muchacho ebrio de, más o menos, su edad.
-¿Pero qué...?
-Sh. -le calló Daniel hablando más bajo- Que vas a alertar a todos los vecinos y a despertar a los niños, no grites.
-¿Quién es éste, Daniel? ¿No será por casualidad uno de tus amigos?
-No, papá, no es mi amigo. ¡Y si apenas lo conozco! Es un chico de la clase, padre, que se nos acercó y nos pidió quedarse con nosotros porque estaba solo. Así que lo dejamos; pero no nos dimos cuenta de que se emborrachaba demasiado. Nosotros en cambio no bebimos casi nada, papá, si ya lo sabes. Te lo prometo.
Él gruñó y miró al coche. Se asustó al ver a Estrella, que tenía dieciséis años al igual que Daniel, estaba sentada al asiento del copiloto. Ella se percató.
-Tranquilo, tranquilo, que yo no conduzco. -le dijo rápidamente- Que esa es mi hermana.
-¿Y has traído tú el coche hasta aquí?
-No, que va. Ha sido Mónica, te lo prometo. ¿Ves? Está aquí atrás, lo que pasa es que no quería perderse ni un mísero segundo de estar con su novio mientras su hijo y Eliot salían.
Mónica se asomó entre los dos asientos delanteros con una sonrisa.
-Anda y calla, hermanita.
Rafael vio al novio con una sonrisa pícara por detrás.
-Ay... Moniquita, vayamos a ver que voy a tener que hablar con tus padres.
Ella soltó una carcajada.
-¡Que va! Si ellos ya lo saben. Además, si Damián en realidad es muy bueno, ¿a que sí, Estrellita?
-¡Sí, sí! -exclamó ella en tono sarcástico.
Su hermana le revolvió el pelo y ella sonrió.
-Bueno, -miro al ebrio que tenía delante- ¿y qué hacéis ahora todos vosotros aquí?
-No, pues nada, -le dijo Mónica- que estos se han quedado con ese borracho y no podíamos dejarlo así sólo allí. Como no sabíamos a dónde llevarlo porque no sabemos ni dónde vive ni tampoco tenemos su número, pues te lo hemos traído a ver si podías ayudarnos; que eres el que vive más cerca.
-Um...
-De todas formas... -le dijo Daniel- ya quedaba poco para que nos fuéramos; estábamos cansados y mañana tendríamos que levantarnos temprano para empezar a hacer un trabajo...
La verdad, era que ese día habían jugado un partido de baloncesto, habían tenido educación física y luego habían estado en la discoteca. Y para colmo sabían que habían quedado para ir a correr al día siguiente. Por eso tenían pensado volver mucho más temprano que siempre.
-Sí... -dijo Mónica- Por eso íbamos a tener que salir de todas formas más temprano para traerlos y luego a volver a irnos; si es que sois unos enanos. -intentó picarlos; pero ellos la ignoraron.
Carolina, la madre de Daniel, apareció por la puerta.
-Pero... ¿qué es lo que pasa, cariño? -preguntó.
Cuando llegó, se quedó mirando al muchacho borracho y parpadeó. Eliot se encogió de hombros por toda respuesta y Daniel suspiró.
-Es un amigo de su clase... -le explicó Rafael- que se lo han traído porque estaba borracho y no han sabido qué hacer con él.
-Am...
-De todas formas, vosotros ya deberíais estar más acostumbrados. Que de adolescentes erais mucho más marchosos, y ya se sabe.
-Daniel...
-¿Qué? Es verdad. Por esa es la razón de que yo esté ahora aquí, ¿no? Porque os iba a ambos mucho la juerga.
-Cállate... -le regañó Eliot. Ya estaba harto de que su amigo se quejara de algo que, le gustara o no, le había dado la vida. Y seguía pensando que tampoco debía estar tan mal tener a unos padres adolescentes. A él le gustaría tener a unos padres más jóvenes, como los suyos, para que lo comprendieran mejor. Y aún así ya se llevaba bastante bien con los suyos.
-Vale... ¿Qué hacemos? -cambió de tema.
-Será mejor que lo lleves tú al medico, cariño. -le dijo Caro a su marido.
Él refunfuñó. Ya tendría que salir en mitad de la noche para llevar a un chico al que ni siquiera conocía. Pero su mujer tenía razón.
-¿Qué es lo que pasa, mami? -escucharon la voz de su hermano pequeño.
-Nada, Lucas. Duérmete.
-¿Pero es que no los habéis acostado todavía? -preguntó Daniel.
-Se nos ha hecho tarde.
-¿Qué es lo que pasa, mamá? ¿Ya ha llegado Daniel?
-¡¡Que no! ¡Que te calles y te duermas! -le respondió él.
-Anda, hola, Daniel. ¿Está por ahí Eliot?
El amigo se rió. Le caía muy bien el hermano pequeño de Daniel, y lo conocía como si fuera su propio hermano. Escucharon que el chico se levantaba y andaba hacia allí. La madre puso mala cara, no quería que su hijo viera al muchacho borracho allí en su puerta. Mientras, Lucas, ya se había puesto la chaqueta.
-Que no pasa nada, Lucas, vete a dormir.
Pero como escucharon que venía, alejaron al chaval y lo dejaron apoyado en una pared al cuidado de Ainoa, que salió del coche. Volvieron a la puerta y Lucas Martín bajó de las escaleras.
-Anda, hola, Martín. -le sonrió Eliot.
-¡Hola, Eliot! -le contestó él con una sonrisa.
Se acercó a él y lo abrazó, Eliot se rió.
-Bonito pijama. -le dijo con una sonrisa.
Él se sonrojó.
-Gra... gracias.
-¿Y es que llevas tu gorra hasta para dormir? -le preguntó quitándosela y colocándosela encima de la que él mismo llevaba. Él sonrió.
-De vez en cuando. -le dijo- Cuando se me olvida.
-Anda y quítatela. -le dijo con una sonrisa la madre.
-¿A dónde te vas, papá? ¿Es que te vas a estas horas a alguna parte?
-No, Lucas, no pasa nada. Me voy a acostar, igual que tú tendrías que estar haciendo.
Daniel ya empezaba ha impacientarse de que su hermano no se fuera.
-¿No tenías que irte a dormir, Martín? -le dijo.
-Uy... que ya voy, que ya voy...
-Venga, anda, y haz caso a tu hermano. -le dijo su padre.
-Sí, papá...
Entonces se asomó la hermana frotándose los ojos del sueño.
-¿Pero qué pasa, papás? -les preguntó con un bostezo.
-Hola, Carolina. -la saludó Eliot. Ella le respondió con una mano.
-¿Os queréis ir ya? Venga, Caro, que luego no te duermes. Lucas, a tu cuarto. -les ordenó directamente Daniel.
Ellos lo ignoraron.
-Lucas, Caro, ahora. Que no tengamos que decíroslo más veces.
Martín subió corriendo las escaleras y cogió de la mano a su hermana para llevársela.
-Buenas noches mamá, buenas noches papá.
-Buenas noches Lucas.
-Daniel, Eliot. -se despidió.
-Buenas noches, Martín.
-'Enas noches, papis. -les dijo la pequeña.
-Buenas noches, cariño.
-¡Que durmáis bien, pequeñines! -dijeron las chicas y Damián desde fuera.
-Buenas noches, chicas.
Por fin se fueron y Daniel miró a su padre. Él se puso bien la bufanda.
-Ahora llevemos al hospital a ése compañerito tuyo.
-Nosotros nos iremos a casa ya. -le dijo Ainoa.
-Pues anda y quita, hermanita. -le pidió Mónica a Estrella pasando entre los asientos a su sitio. Ella salió y su hermana se sentó en el asiento del piloto. Acto seguido, su novio lo hizo en el de copiloto- Vamos, Eliot.
El chico asintió.
-Buenas noches, señores. Buenas noches, Daniel.

***


Ya montados en el coche, con ellos sentados delante (Daniel lo acompañó para ayudar a controlar al muchacho) empezaron a hablar.
-Así que aún te molesta que fuéramos jóvenes.
-Papá, ya sabes que me ha molestado siempre.
-Sí, lo sé. Y por eso mismo digo “aún”. Pero, sigo sin entenderlo, ¿por qué te molesta tanto? Aún así siempre te hemos cuidado genial. -él bufó.
-Claro, genial cuando que me dejabais en casa de los abuelos cada dos por tres; así es que apenas me teníais que cuidar.
-Sí que lo hacíamos, Daniel. Y además, ¡tan sólo eramos niños! Pero si teníamos más o menos tu edad. Queríamos vivir de vez en cuando un poquito la vida e ir de juerga por ahí, como lo haces tú. Y además teníamos que estudiar. ¿Qué más querías? Y para entonces eras un mozuelo, si apenas ni te acordarás.
-Pues sí que me acuerdo.
-Además, no deberías de odiar tanto algo que te ha dado la vida. Recuerda que, si no, tú ahora mismo no estarías vivo.
-Em... No me cambies de tema. Que no estamos hablando de eso.
-¡Pues claro que sí estábamos hablando de eso! ¿De qué otra cosa íbamos a hablar?: Sabes que si tu madre y yo en ese momento no lo hubiéramos hecho, tú no hubieras podido nacer; por mucho que lo hubiéramos hecho luego más tarde. Así que no te quejes.
-Bueno, papá, cambiemos de tema. Que estás conduciendo y no es bueno discutir, haber si nos chocamos o algo.
Daniel aprovechaba casi cada oportunidad para recordarles que no le gustaba que hubieran sido sus padres tan jóvenes, y siempre se olvidaba de que no hubiera podido nacer de otra manera. Casi todo lo que le pasara, lo achacaba a eso. Y como también tenía razón a que habían sido menos responsables y maduros a la hora de criarle, no podían contradecirle. Pero, por mucho de lo que otros en su lugar pensaran, Rafael y Carolina no pensaban que aquello hubiera sido ningún error. Querían mucho a su hijo, y les gustaba su vida tal y como era, no les importaba que aquellos primeros años hubieran tenido que renunciar muchas veces a salir con sus amigos o a, simplemente, ser como los demás. Ahora tenían la mejor vida y la más feliz que habían podido desear, exceptuando los pequeños arrebatos de su hijo.
Tras un rato hablando, a Dani se le escapó comentar lo que algunos chicos habían comentado antes sobre ellos. Decían que eran muy guays y les gustaría tener unos padres como ellos. Rafael se sorprendió.
-¿Ah, sí? ¿Eso dicen?
-Pues sí... Sobretodo Eliot, que os conoce bien, y eso que a él le caen súper bien sus padres; pero él también dice que vosotros dos moláis mucho... Si es que en realidad hasta sois guays y to'; aunque sea sólo muy de vez en cuando.
Su padre soltó una carcajada.
-Gracias, chico.
-De nada, papá. -le sonrió.
-Bueno, ¿Y en tu grupo, que tal? ¿Cómo les va? ¿Hay por ahí ya alguna pareja o algo así?
-Ah, ah. -negó él- Todavía siguen buscando. Bueno, está Justin; pero ya está.
-¿Y tú? ¿Hay por allí alguna mozuela que te haga tilín tilín?
-Jo'er, papá, pero qué raro hablas. -sonrió él- ¿Que si hay alguna tía que esté buena y con la que quiera salir? Pues no, no la hay. O al menos no por ahora.


***


Justin esperaba a sus amigos cuando los vio aparecer, sonrió ante la cara de adormilado que traía Daniel, con sus ojeras enmarcadas.
-Hay que ver tíos pero qué lentos sois.
-No te quejes que tú al menos no has tenido que estar por ahí casi toda la noche dejando a un tío al que apenas conocías en el hospital.
Él sonrió.
-Se había quedado dormido y ha tenido que vestirse corriendo y desayunar en cuanto yo he llegado. -le explicó Eliot. Justin se rió.
-No te quejes que no has tenido que llevar al chavea ese.
Empezaron a andar hacia el sitio donde empezarían a correr.
-Jo'er, chaveas; pero que empanadera me traéis.
-Es que tú no estuviste en la disco anoche.
-Pues no haber ido. Bueno, venga, y ahora contad: ¿quién era el chavea ése y qué le pasó?
-Pero qué cotilla eres.
Él chasqueó la lengua y se encogió de hombros.
-Desde siempre. Si es que yo creo que esto ya es de naturaleza. Bueno, y ahora: contad.
Como sabían que a Justin le gustaba mucho escuchar y que les pediría que se lo contaran todo; lo hicieron con todos los detalles que pudieron. O, bueno, más bien Eliot lo contó hasta que no pudo seguir contando más porque él ya no estaba al haberse ido a su casa y dejó a Dani empezar a hablar.
Fueron a correr y, más tarde, irían a la casa de otro amigo a estudiar; ya que estaba dando el mismo tema en su instituto y había algunos apartados que unos no entendían y los otros sí.

9 comentarios:

  1. Próximo capítulo yaaaaaa!
    Quiero saber que pasa.¿y el borracho sale vivo?
    !Que viejo el novio de Violeta!

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    1. intentaremos subirlo para el lunes =) Hemos temido ciertos problemillas.
      El novio de Violeta es un poquito mayor, pero no es... viejo. Se quieren, y es lo que importa :D (opinión de Elena)


      Es verdad que es viejecillo, pero no se lo digas a Elena, que se enfada y no me habla =P (opinión Mª del Mar)

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  2. Holaaa, como veo que no te llego ayer el comentario te lo vuelvo a enviar ahora. Ya me he leído el capítulo y me ha gustado mucho, cuando subas el siguiente me avisas :)
    Y, un consejo, a Justin lo podrías poner más, harías feliz a una amiga tuya mu' guapa y mu' lista (En las notas no se ve pero porque quiero mantener mi gran talento para mí) jajaja venga ahora enserio, esta muy chulo, y, aunque me has dicho hoy que Justin no es Bieber, para mí si y que sepas que cuando lo mencionas en la historia a mi me viene a la cabeza él y por mucho que quieras no vas a conseguir que no jejeje :P
    Bueno, hasta mañana y espero que este comentario si que se suba! :)

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    1. jajajaja XD
      Nos alegramos de que te guste, si quieres te puedes suscribir por correo para que te avise cada vez que subamos algo. Donde pone "¡síguenos por tu correo electrónico!"
      Gracias

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  3. Gracias =D
    Del borracho ya sabréis más después, no os preocupéis ;)
    CIERTO está MUY bueno

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    1. Me alegro mucho =) (opinión Mª del Mar)
      ¡Muchas gracias! (opinión Elena)

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  5. Yo a veces, me pierdo de quien es quien, pero, ¡esta chulisimo! Joder, me intriga con cada capítulo.

    Enhorabuena.

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    1. jaja ¡¡Muchísimas gracias!! =)
      Te recomendamos que mires de vez en cuando los personajes para no perderte (en Vidas Unidas) jaja ;P

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