martes, 18 de junio de 2013

Descubrimientos



Nunca llegamos a conocer de verdad a una persona; aunque nos pasáramos toda la vida con ella, seguiríamos descubriendo cosas.


Se despertó de un golpe. No podía ser cierto, no. Todo aquello era una pesadilla. Seguro. Justin no podía estar saliendo con nadie... y menos con un bisexual con veinte años de tres al cuarto. No, Justin era suyo, de su propiedad. Y no dejaría que se lo quitara nadie. Además... ¡aquello era una tontería! ¿Cómo había podido si quiera planteárselo? Imbécil... se culpó. Pero el miedo le invadía por dentro y los nervios le vencieron. Se levantó de un salto de la cama y fue a por el móvil, para llamarlo. No iba a decírselo, claro; no sería tan idiota; pero a ver si le decía al menos algo que le calmara... Aún sin conocerle, odiaba a ese Guille, existiera o no. Se culpó de nuevo por ser tan imbécil: había sido un sueño, y nada más. Pero... marcó el teléfono corriendo.


Dani estaba tumbado en su cama con la vista perdida en el techo. Había desayunado intentando no toparse con sus padres, lo cuál había conseguido. Luego había subido deprisa las escaleras hasta su cuarto. ¿Por qué siempre tenía que tener él la culpa aunque también estuvieran de por medio sus hermanos? No lo entendía; pero siempre era él. Él, él, él y sólo él. Aunque ya no eran esos pensamientos los que perturbaban su mente, llevaba mucho tiempo tirado en la cama y había tenido tiempo en que pensar.
Pensaba en sus amigos, y en lo buenos que estos eran; y así se había ido acordando de cuándo había entendido lo mucho que los quería y los necesitaba.
>>Cuando había llegado a 1º de ESO, sus padres lo habían separado de sus amigos porque decían que habían encontrado un instituto que sería mejor para él y para sus estudios. Esto le había apenado al principio; pero pensó no los necesito, podré apañármelas sin ellos. Puedo valerme por mí mismo. En verdad sólo lo pensaba por no deprimirse.
>>En el otro instituto, no conocía a nadie. Las clases serían buenas, pero los alumnos no. Hubo una chica que era preciosa, popular, y... parecía tenerlo todo. Dani quedó prendado por ella. Pero ella le ignoraba y pasaba de él, como todo el mundo. Los chicos eran chungos y canis en su mayoría y no lo aceptaban, ni él quería que lo hicieran, porque sólo se preocupaban en robar y fumar. Y las chicas sólo querían cuentas con los populares, no con don nadies como él. No quería rebajarse a juntarse sólo con frikis y empollones; aunque hubiera sido mucho mejor para él. Pero se sentía solo. Tenía tantos exámenes que ni siquiera podía ver a sus amigos en mucho tiempo, y a ellos los veía tan contentos... y él tan triste y solo... Pero no lo mostraba ni se lo decía a nadie. Ni siquiera a Eliot y Justin, que eran sus mejores amigos desde la guardería, o Ainoa y Estrella, que lo eran desde primaria. A nadie, y por supuesto mucho menos a sus padres.
>>La chica, una de las veces que intentó acercárse a ella (veces que ella siempre evitaba, rechazaba incluso una sola mirada o sonrisa suya y le respondía torba) la chica le dijo que estaba gordo, que era idiota y que le dejara en paz, que era demasiado poco ni como para mirarla. Los de su alrededor se rieron y apoyaron su opinión. Daniel no estaba gordo... No estaba tan delgado como la mayoría de sus compañeros de clase, que se pasaban todo el día o en gimnasios o peleándose, fumando o en el botellón; pero no estaba gordo. Aún así, él se lo creyó y, al ver que todos apoyaban a la chica, sintió que a lo mejor era por eso por lo que no lo admitían. Paró de comer.
>>Un día salió a la calle y pudo juntarse por fin con sus amigos. Estaba muy delgado, demasiado; pero la chica decía “anda, mira, si el gordo este se va a ver puesto a dieta... al menos arreglará uno de sus muchos defectos; pero la cara no hay quién se la quite de encima” y cosas así. Claro que no se imaginaba que hubiera parado de comer radicálmente. Él no entendía cómo se habían dado cuenta: se veía más gordo todavía que al principio, y no sabía cómo; pero al final se obsesionó.
>>Ese día que se encontró con Eliot y los otros, ellos notaron que estaba muy raro, y que apenas sonreía. Se dieron cuenta de lo que le pasaba de lo bien que lo conocían y se asustaron. Él les suplicó que no dijeran nada; pero ellos no le hicieron caso. Intentaron hacerle entrar en razón, no había manera. Eliot le pegó una bofetada a ver si bajaba de las nubes y miraba su torso, que todos le estaban señalando, viendo lo delgado que estaba y no diciendo que estaba gordo, si no lo contrario; aunque no sirvió de nada. Se lo dijeron a sus padres, que no se habían dado cuenta y creían que si estaba más delgado era por el crecimiento y que hiciera más ejercicio. Sus padres, consternados, lo llevaron a un centro de ayuda para casos como el suyo. Le dijeron que tenía anorexia, y que era normal que no viera que estaba delgado cuando señalaban su torso; porque su mente había creado una imagen gorda de sí mismo, que era la que él veía cuando se miraba a un espejo.
>>Por suerte, se dieron cuenta rápido y Daniel no llevaba sin comer casi nada. En el centro lo ayudaron mucho y, poco a poco, volvió a comer y a ser un chico de lo más normal. Sus padres lo desplazaron de instituto rápidamente, lo cuál a él le puso muy contento. Sus amigos estuvieron allí a su lado apoyándolo en todo momento.
Daniel sabía que, seguramente, si no hubiera sido por sus amigos aquello hubiera ido a mucho peor. Sobretodo por Eliot, que fue el primero en darse cuenta.
Salió de sus cavilaciones y se levantó. Había quedado con su grupo. Se vistió.

Violeta cogió el móvil y llamó. No había manera, no contestaba.

Cuando Dani se encontró por fin a Eliot, éste llevaba a Justin subido a la espalda. Él se había roto una pierna al caerse jugando al baloncesto y le molestaba tener que andar con la muleta. Fueron al encuentro de las chicas mientras hablaban.
-Te has encontrado a un buen caballo, ¿eh? -picó Dani.
-Bien fuertote. -declaró Eliot.
-Sí; pero yo me sé de uno que está mejor. -Sonrió Justin. Ellos sonrieron.
-¿Quién? ¿Yo, verdad? -bromeó Daniel.
-Em... No. Tú... ni de coña. -él lo miró con cara de enfado y Justin puso una sonrisa inocente. Daniel se rió.
Después de encontrarse con las chicas, salió el tema del pequeño incidente de Eliot y sus dos moratones.
-Puf... -bufó Ainoa- Si es que eres gilipollas, hay que ver qué cabeza tienes...
Él lo cogió como broma.
-No... -dijo con voz algo irónica- Es sólo que sé que, con lo bueno que estoy, esa chica merecía algo mejor que a su novio. -Eliot solía hacer este tipo de bromas, pero no lo pensaba para nada.
-Imbécil... -dijo la chica.
-Y dale, que no, ¡si era por su bien!
Justin, que ahora andaba con la ayuda de Dani sobre su pierna buena, le indicó con un gesto que se callara.
-Sí, anda. Eso: cállate y cierra ya tu dulce boca. -le reprochó Ainoa.
-¿Y cómo sabes que es dulce? Que, que yo sepa, tú aún no la has probado.
Ainoa lo miró con una cara de enfado tal y le gritó de una manera, que el chico se asustó. Desde el principio se la había tomado de broma.
-Ey, vale, vale. Perdona, perdona. Que era de broma. -intentó tranquilizarla. Ainoa le dejó y bufó.
-Tendrías que tener más cuidado de no meterte en problemas por gilipolleces...
Eliot miró al suelo y suspiró. Terminó alzando la cabeza y confesándoles:
-Chicos... En realidad... En realidad yo no me lo hice así.
Todos se le quedaron mirando sorprendidos. Era verdad que le había extrañado aquella anécdota de su amigo; pero...
-¿Y entonces, Eliot? -le preguntó Daniel.
-Es que... Un chico se había metido con mi hermano pequeño y le había hecho volver llorando a clase, uno que era mayor que él... y a mí... a mí no me parecía justo. Vi a mi hermano muy apenado y fui con él a su colegio, a recogerlo, al día siguiente. Por eso fue por lo que salí antes de clase. Pero el problema es que allí estaba el hermano mayor del muchacho, un cacho de hombretón, y se cabreó conmigo por defender a mi hermano y decirle al suyo que anduviera con más cuidado... Al final mis padres y yo hablamos con la tutora y todo se arregló, por eso no quise deciros nada.
En casa de Eliot eran tres hermanos: su hermana mayor, él, otra niña y su hermano pequeño. Era el que más hermanos tenía en todo el grupo: Justin sólo tenía a su hermano pequeño, Ainoa a Robin (que ya era adulto) y Estrella a Mónica.
-Eliot... No deberías de seguir metiéndote en problemas por ir defendiéndonos a todos... Al final puedes acabar bastante mal. -le dijo Estrella.
-Es verdad, Eliot... Ten más cuidado. -se unió Ainoa- No vayas a meterte en líos serios al final.
-Ya... Lo sé; pero ¿Y qué queríais que hiciera?
-Pues haber hablado directamente con la tutora. -opinó Ainoa, su amiga asintió.
-Ya pero... ¡Es que yo no sabía que el niño iba a tener un gorila cuidándolo allí! -ellos dejaron escapar una sonrisa, hasta en los peores momentos, Eliot siempre sabía sacarles alguna sonrisa; fuera con lo que fuera.
Pero era verdad: Eliot los defendía a todos (incluido a sus hermanos) y se peleaba por su culpa demasiado. De hecho, una vez, Eliot se había rebotado tanto de que un chico se metiera con ellos que había terminado yendo al despacho del director y éste llamando a sus padres. Su hermana mayor (que ya estaba en bachillerato) se había mofado de él porque, llevando tan poco tiempo, ya hubiera tenido que ir hasta allí cuando ella no había visitado aquel despacho nunca.

Violeta llamó otra vez, había llamado ya unas cuantas veces. Tenía las esperanzas puestas en que le cogiera el teléfono para poder pasar un buen rato ese día con el que para ella era el mejor hombre del mundo, Rubén.

Dani cogió su teléfono, que estaba sonando. Respondió y le dijeron que era Violeta. La chica, que era muy astuta, había planeado toda una artimaña para que le dejaran salir, pero no se había preparado el diálogo que mantendría con el chico.
-Y... ¿Qué quieres?
-Esto...
-¿Sí?
-Me preguntaba... me preguntaba si podrías ayudarme en algo.
-¿De qué se trata?
-Verás: mi padre está obsesionado con que tengo que hacerme amigos nuevos y no me deja salir con mi novio hasta que no lo haga; pero es que yo ya había quedado con él y... Pues que como a ti ya te conoce, me preguntaba que si estabas cerca de aquí y podrías pasar para que mi padre se crea que me voy contigo.
-¿Dónde vives? -le dio el número y el nombre de la calle- Estamos cerca de allí, no creo que a mis amigos les importe. ¿Y dónde has quedado con tu novio? -le dio también la calle, un poco insegura- Vamos a pasar cerca de allí, si quieres podemos acompañarte.
-Gra... gracias. Es muy amable por tu parte.
-De nada, no hay de qué. Un momento. -transfirió la noticia a sus amigos, que aceptaron ir- Venga, dentro de un rato estamos allí.
-¡Muchísimas gracias, de verdad!
-Total... de todas formas nos teníamos que pasar...
Empezaron a andar y entablaron una pequeña disputa sobre qué era mejor que qué. Justin zanjó la disputa con su respuesta favorita:
-¡Que sí, que sí! Pero que digáis lo que digáis mi pareja es la mejor de todas.
Ellos sonrieron.
-Ya estamos...
Justin sonrió también.
-Hombre, pues claro que sí. ¡Es que mi “A” es lo mejor que me ha pasado en el mundo! Y... no quiero desilusionaros, chicos; pero que sepáis que nunca vais a conocer a alguien mejor.
Justin tomaba por costumbre no utilizar su nombre cuando estaban en un sitio público en donde cualquiera pudiera escucharle, y le llamaba tan solo con su inicial.
-¡A que te tiro! -le amenazó Daniel, que lo llevaba ahora sobre su espalda.
-¡Que no, que no! ¡Que yo no he dicho nada!
Llegaron a la casa de Violeta y les abrieron la niña junto al padre, que quería cerciorarse de con quién se iba. Ambos se quedaron bastante extrañados de que Justin estuviera a caballo en la espalda de Dani; pero no le dijeron nada.
-Pásatelo bien con tus amigos... -se despidió su padre, un tanto inseguro.
-Sí. -afirmó ella con una sonrisa.
-Y pórtate bien.
-Que sí, papá, que sí. Venga, hasta luego.
Se fueron y su padre cerró la puerta.
-Muchas gracias, chicos, de verdad. No sabéis cuánto os lo agradezco.
-No hay de que. -sonrió Eliot- Acostumbramos a recoger a completas desconocidas para que se encuentren con sus novios.
Ainoa sonrió.
-No le hagas caso. -le dijo Ainoa.
Estrella asintió.
-Siempre es así.
-¿Gracioso, no? -aclaró Violeta. El chico asintió con una sonrisa- Ah, por cierto, yo soy Violeta. Encantada.
-Lo mismo decimos.
Cuando llegaron a la casa de Rubén, se quedaron completamente sorprendidos de verle. Les parecía imposible que ese fuera el novio de Violeta, y estuvieron a punto de quedarse mirándolo con la boca abierta. Se miraron sorprendidos entre sí. Él se presentó y les preguntó quiénes eran.
-Nosotras somos Ainoa y Estrella, encantadas. -dijeron ambas.
-Sí, ellas son las dos cotillas, la cabezota y la risueña. -bromeó- Yo soy Eliot, el cabecilla del grupo.
-Sí, sí. -contestaron sarcásticamente.
-Y yo soy Justin, encantado.
-El callado. -apuntó Eliot.
-Daniel. -dijo simplemente.
-Sí, y tú el sieso ¿no, o qué? -le chinchó el muchacho.
-No.
-¿Cómo que no?
-Vale, vale, está bien. -esbozó una galante sonrisa- Yo soy Daniel, y es para mí todo un honor conocerles. ¿Así mejor?
-Bueno, pues el exagerado, que lo mismo es.
Rubén se rió.
-Encantado. Y gracias por haber acompañado a Violeta.
-No hay de qué.
-¡Ah! Chicas, por cierto ¿os importaría mucho si utilizo vuestros nombres para decirle a mi padre que me he quedado en la casa de unas amigas?
Ellas sonrieron y se encogieron de hombros.
-Por mí...
-Violeta... -se quejó Rubén. Ella puso cara de inocente.
-Bueno, adiós. Muchas gracias, de verdad. Encantada de conoceros.

4 comentarios:

  1. POR QUE NO COMENTAN ESTA MARAVILLOSA OBRA DE ESTA PERSONITA COMO LO ES MARIA DEL MAR M.F. OYE ME GUSTA MUCHO LO QUE HACES
    http://nuestromundo2050.blogspot.com/

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    1. ¡¡Muchísimas gracias Niko Ferr!! =) Aunque en realidad este blog no es sólo mío, si no que lo escribo con mi amiga Elena =). Amnbas nos alegramos de que te guste. :D
      Ahora mismo voy a pasarme por tu blog ;)

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  2. Sigo sin estar conforme con lo de Justin, pero bueno, que le vamos a hacer. Y "mi A" me ha hecho recordar a A en Pequeñas Mentirosas y yo como "Tobyyyyyyy". Yo soy así, no se puede hacer nada. El capítulo está muy bien, seguid así :) Y joder, que tenéis 466 seguidores, madre mía, ya quisiera yo jajaja.
    María del Mar que he aprobado lenguaaaaaaaaaaaaa!!!!!!! Increíble, hoy estoy feliz :)))))

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    1. Jaja nos alegramos de que te guste =) Qué se le va a hacer, es así el chiquillo jaja ;P
      ¡¡Felicidades!! Yo tengo un 10 ;P anda, venga, no chuleo jaja ;)

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