Detrás de un escudo de roca, puede haber una persona formidable.
-Pedro González. -pasaba
lista el profesor.
-Aquí. -contestó Peter.
Normalmente siempre les
corregía y les pedía que lo llamaran Peter; pero aquél era un
profesor de guardia y no haría falta, pensó, porque no creía que
fuera a volver a verle.
Al acabar la hora, un
chico intentó incondiarle.
-¡Ey, Pedro! -le dijo-
Que nombre más bonito tienes, ¿eh?
Él fue a replicarle con
enfado que le llamara Peter; pero Justin, que estaba también allí,
se le adelantó.
-Oye, pues a mí Pedro me
parece un nombre muy... -iba a decir “bonito” cuando se dio
cuenta de que quedaría mal- guay, ¿eh?
Peter sonrió.
-Gracias, Justin.
-Es la verdad.
Dejaron de lado al
muchacho dirigiéndose a la puerta para irse al patio. Peter iba con
él.
-La verdad es que tú
tienes peor suerte. Justin... como el chulillo ese de la tele.
Jus sonrió.
-Ya. ¿Sabes que me han
llegado a preguntar que si a mis padres les gusta Justin Bieber?
-¿Ah, sí?
-Sí. Y yo como noooooo.
Además, para cuando yo nací Bieber todavía no era conocido.
-Qué loca está la gente.
-Pues sí. Aunque a mí mi
nombre me gusta.
Él sonrió.
-Justin ¿qué, era?
-¿Llevas cuatro años
conmigo en clase y todavía no te lo sabes? -él se encogió de
hombros y Justin sonrió- Justin Hurtado Campos.
-Qué raro me pareció el
primer día escuchar ese nombre.
-Ya, es lo que tiene tener
nombre inglés y padres españoles. Pero a ellos les gustó.
-Um. Justin Bieber.
-Oye, ¿y tú qué? ¿Como
Peter Pan?
Él sonrió.
-¿Te gusta Justin Bieber?
-Ni me gusta ni me
disgusta. Paso. ¿Y a ti Peter Pan?
Él se rió.
Estaban parados en la
puerta de la clase, por fuera.
-Oye, ¿cómo es que te
has quedado hablando conmigo en vez de irte con tus amigos?
Él se encogió de
hombros.
-Mis amigos... Están en
una excursión. Aunque en realidad puedo irme con el que quiera,
claro. Conozco a casi todo el mundo en este instituto. Me acerco a
cualquier grupo y ya está. Ya sabes, soy Peter.
-Um... No sabía que Peter
Pan fuera tan famoso. -le bajó los humos. Peter sonrió.
-Oye, ¿alguna vez has
tenido novia? -le preguntó Peter.
Él prefirió no mentirle:
no, nunca había tenido una “novia”.
-¿Nunca? -se extrañó
Peter.
-Bueno... Vale, sí. He
tenido una pareja. De hecho, ahora mismo estoy saliendo con alguien.
-¿Ah, sí? ¿Y cómo se
llama?
Cotilla... Pensó
Justin. Aunque no podía quejarse, él también había intentado
cotillear antes la vida de él.
-Yo
le llamo “A” cuando estamos en público. -dijo “le” por no
tener que hacer ninguna diferencia de género. Peter frunció el
ceño.
-Dicen
que no es bueno avergonzarse de tu pareja como para no querer decir
quién es.
-Yo
no me avergüenzo; simplemente, no queremos que nos molesten.
-Um.
-¿Y
tú? ¿Has tenido novia? -le preguntó para poder cambiar el centro
de atención.
-Bueno,
ya sabes, ligoteos de una noche. Sales con alguien, te lías con ella
en la disco, te lías en los pasillos del instituto, lo dejas y
vuelta a empezar.
Justin
ya sabía que hicieran eso; pero le horrorizaba escucharlo así.
-Um...
¿Y cuántas has tenido?
-Dos
o tres.
Justin vio que sus amigos
lo miraban con mala cara unos metros más allá. No se habían
acercado porque veían que el chico sonreía- Bueno, yo en cambio
tengo que irme. Mis amigos ya me estarán esperando.
-Ya. -Peter los miró por
el rabillo del ojo- Son un poco sobreprotectores, ¿no?
-Bueno... Saben que me
cuesta muy poco meterme en problemas y que yo solo no se salir de
ellos. Así que me protegen, sí.
-Um... Son tu papi y tu mami. -contestó él en tono burlón. Justin sonrió.
-Podría decirte. Sólo
que ellos han elegido tener que aguantarme, no como mis padres.
-bromeó.
Peter sonrió y le dio una
palmadita en el hombro.
-Anda, vete. Que tus
niñeras te están esperando.
Justin sonrió y Peter se
fue en sentido contrario.
-Hasta luego, Peter.
-Pedro, llámame Pedro.
Justin frunció el ceño
sin saber qué habría querido decir con eso. Se dio la vuelta para
preguntárselo; pero Peter ya se había alejado demasiado. Justin se
acercó a su grupo.
-Ey, ¿que tal?
-¿De qué hablabas con
Peter? -le preguntó Dani curioso.
-Na', de clases de mates,
motes de los profesores y frases absurdas de los compañeros. Lo
normal.
-Um.
-Oye, -le preguntó Eliot-
¿no te gustará Peter, verdad?
Justin lo miró como si lo
que acabara de decirle dañara su persona.
-¡No, por Dios! Sabes que
estoy muy enamorado de mi “A”.
-Bueno, ya... Pero eso no
evita que otra persona te gusta.
-Y dale, que no.
-Bueno... ¿pero te parece
guapo?
-Blaaaaaaaagh. -respondió
él. Entendía que le preocupara que pudiera llegar a gustarle
alguien como él; pero no le gustaba que insinuaran que le gustaba un
chico por hablar con él. A ellos tampoco les gustaban todas las
chicas con las que hablaban.
-Bueno, vale.
-Pero sabes que no lo
decías por el físico en principio.
-Bueno... No.
-Y Peter es hetero, no
podría salir con él aunque quisiera. Aunque bueno... sí hacerme
daño.
-Pues eso.
Todos lo miraban como
queriendo meterse en su mente para saber si decía la verdad. Y si lo
hicieran, sólo encontrarían imágenes de Agus, que ocupaban el
99,9% de sus pensamientos.
-Y parad ya de suponer
quién me gusta; porque yo os podría decir de quién estáis
enamorados todos vosotros ¿eh? Así que dejadme tranquilo con mi
Agus.
-¿Ah, sí? Pues venga,
dime quién me gusta a mí, que yo todavía no lo sé y así lo
descubro. -le respondió Eliot.
Las chicas y Dani
preferían mirar a otro lado y rezar porque Jus no soltara la lengua.
No pensaban que lo hiciera: llevaba guardándole secretos desde que
tenían que trepar para sentarse en las sillas y nunca había contado
nada a nadie.
-Pues ahora te jodes y no
te lo digo. -le respondió él.
Y era verdad. Justin sabía
por quién estaban colados cada uno de sus amigos excepto Eliot.
Entre su intuición y lo observador y callado que era, esas cosas no
solían escapársele. Eliot, por toda respuesta e intentando meterse
con él para picarle, se apoyó en la pared como Agus solía hacerlo.
Una pierna doblada y puesta baja en la pared, los codos doblados
apoyados en ella y pasándose la mano de vez en cuando por el pelo de
alante a atrás.
-Hola, soy Agustín y soy
más guay que nadie ¿sabes? -intentó imitar su voz, aunque no se
pareciera demasiado. Las chicas intentaban aguantárse la risa
mientras Dani sonreía y Jus ponía mala cara- Y es que yo desde
peque era el más chuli del barrio. Pero ahora me he mudado a otra
ciudad y no me conoce casi nadie, claro, -se pasó la mano por el
pelo al estilo Agus- pero claro que cada vez que paso por aquí voy
saludando por todos lados.
-¡No te metas con mi
Agus! -le dijo él empujándole.
Eliot sonrió.
Margarita, que pasaba por
allí y los había visto, sonrió.
-¿Aún sigues con Agus?
-le preguntó. Él asintió- Eres el novio que más tiempo ha tenido.
-Ya, y espero que siga
siendo así. De hecho, espero no sonar egoista; pero prefiero que sea
el último que tenga.
-¿Es tu primer novio,
verdad?
-Sí, pero me da igual que
sea el único que tenga en toda la vida. Sueño son ello.
Marga sonrió. Los del
grupo fruncieron el ceño. Justin hizo un movimiento de cabeza para
decirles que salieran ya al patio; ya que un profesor se acercaba
dispuesto a echarles. Él y Estrella se adelantaron, andando con los
otros por detrás mientras charlaban.
-¿Ya sabías que es gay?
-le preguntó Eliot a Margarita.
-Sí, me lo dijo él mismo
cuando Agus salía con Marcos. Pero la verdad es que yo ya se lo
notaba.
-Um.
Ese día no hubo noticias
buenas por los mundos de Violeta. Todo por unas cuantas llamadas que
le dieron ganas de tirar su móvil por la ventana. La primera, fue de
Rubén.
Violeta respondió al
teléfono después de comer. No había podido cogerlo antes porque
sus padres no le habían dejado levantarse de la mesa; sobretodo
después de que uno de ellos viera que la llamada entrante era de
Rubén.
-Hola, Violeta, cariño.
-Oh, oh... No me gusta ese
tono. ¿Qué te pasa, Rubén?
-No es nada, es sólo
que...
-¿Qué te pasa, Rubén?
Tienes que decírmelo.
-Prométeme que no te
enfadarás.
-Me estás asustando...
-No es nada, sólo que...
no podré ir a verte en una semana. O... quince días.
-¿¿¿Sólo???
-Ya lo sé, cariño, ya lo
sé... Pero no te preocupes, se pasará en nada, de verdad. Es por
viajes de trabajo.
-Es que ya no es sólo que
te vaya a echar de menos, Rub. Es que eres la única persona que
conozco de aquí a cinco kilómetros a la redonda y no voy a poder
evitar querer verte.
-Pues ya va siendo hora de
que te vayas haciendo amigos. Hablaremos por la noche tooodos los
días ¿vale? Te lo prometo.
-Puf...
-Ahora tengo que dejarte,
cariño. Tengo una reunión. Adiós. Te quiero.
-Pufff...
-Adiós, prin... -Violeta
le cortó la llamada.
Tendría que haberle
prometido que no se enfadaría antes de contárselo... En fin...
Pensó él. Mientras, Violeta
pensaba que no sabía cómo iba a poder soportar quince días sin él.
Y quince días, siendo viajes de trabajo de Rubén, bien se podrían
alargar en veinte. Le llegó un Whatsapp de una amiga de su antiguo
instituto y recordó que debía de llamar a Jorge. No tenía gana
alguna de hacerlo; pero por el mensaje de él, parecía ser
importante.
-Perdona, ahora mismo no
puedo hablar contigo -le dijo a su amiga- Te escribo luego ¿vale?
Llamó a Jorge y esperó a
que se lo cogiera.
-Hola, Jorge. ¿Que tal?
-intentó que no se le notara que estaba ella también mal.
-Hola, Violeta... Mal...
-Violeta suspiró para sí. Tendría que olvidar lo suyo con Rubén.
-¿Qué te ha pasado?
-¿Conoces a algún gay u
homosexual mayor que pueda ayudarme? -obvió él su pregunta.
-Pues por desgracia no,
-le contestó ella, que no sabía esa faceta de Justin- ¿por qué?
¿Qué te ha pasado?
Él resopló.
-Pues verás... En mi
instituto han entrado este año unos homófobos de mierda.
-No me digas eso.
-Sí. Pues mira,
descubrieron lo mío con Javi. Porque claro, como yo me había dado
cuenta de eso antes habíamos intentado ocultarlo para que no nos
molestaran. Y empezaron a meterse muy mucho con nosotros. Dicen que
tenemos una enfermedad mental o algo. -Violeta se mordió el labio
inferior- Nos ponen carteles ofensivos en las taquillas e, incluso,
en Educación Física le dicen al profesor ¡Noooooo! ¡Que ese es
gay! ¡No me lo pongas en mi equipo!
-Joder.
-De verdad, tía. Es que
esto ya es bulling obsesivo macho.
-De verdad. ¿Y no se lo
habéis dicho a la tutora o algo?
-¿Y de qué serviría?
Les darían una regañina y luego se enfadarían más con nosotros y
sería peor todavía.
-Bueno... Pero anda, hadme
caso y díselo a la tutora, al orientador o a tus padres. Seguro que
ellos saben cómo hacer algo.
-Vale...
-¿Y con Javi? ¿Qué me
decías que pasaba?
-Ah, eso... Pues que
últimamente está muy raro, Violeta. -ella adivinó que al chico se
le saltaban las lágrimas.
-¿Por qué dices eso?
¿Qué hace para que digas que está tan raro?
-Pues no lo sé... Se lo
noto, lo intuyo. Está extraño, no es el de antes. Necesito que
vuelvas Violeta... Te necesito...
-Ya, ya lo sé. A mí
también me gustaría estar allí para poder ayudarte, Jorge. Lo
siento.
-En fin, no es culpa
tuya... Te echo de menos.
-Y yo a ti, peque. ¿Y por
qué decías que si conocía a algún Homosexual mayor?
-Pues porque a lo mejor él
(o ella) había aprendido ya a pasar de los insultos de los otros, a
superarlo y todo eso. Pensé que podría enseñarme...
-Entiendo. Siento no poder
ayudarte.
-Bueno... Tengo que
dejarte, Violeta. Clase de inglés.
-Adiós.
-Ciao.
Puff... Vaya mierda...
Y encima no tengo aquí a Rubén para preguntarle como poder
ayudarlo... Y, para colmo, tengo que empezar a hacer amigos ya por
mandato de él y de mi padre. Tiene tela... Pobre Jorge... AYYY
¡MIERDA DE DÍA!
Sólo
había una cosa para mejorar la situación: al día siguiente,
exámenes de mates y sociales.
Holaa, está muy bien vuestra novela y me encanta Daniel :P
ResponderEliminarNos alegramos mucho. Gracias.
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