domingo, 17 de noviembre de 2013

Saber




Crees saber, pero no sabes nada


Se gira hacia un lado, nadie la mira. Se siente sola y libre al mismo tiempo. Parece que el resto de los alumnos ha olvidado completamente que es la nueva.
Sigue andando hacia la puerta.

-Violeta – la llama una voz seria detrás de ella.

La chica se gira, es la mejor amiga de Samanta. No sabe qué hacer ni qué piensa hacer ella, pero se mantiene serena.
La chica se acerca y se coloca frente a ella.

-¿Por qué lo has hecho? - le pregunta secamente.

-No pretendía buscarle problemas a Samanta, de verdad, es solo que no pude aguantarlo... necesitaba saber si era verdad o no. Lo siento muchísimo.

-Samanta está hablando ahora con Daniel – comenta sin hacer demasiado caso a sus disculpas.

-¿De qué van a hablar?

-¿Tú qué crees? - le pregunta retóricamente y con un tono algo borde.

Violeta se mira los zapatos. Sus zapatillas de deporte necesitan un buen lavado, han pasado de ser blancas a grises.
La chica frente a ella la obliga a volver a levantar la mirada al hablar de nuevo.

-Deberías disculparte con Samanta.

-Lo haré.

-Es posible que te perdone, pero debes saber que no volverá a confiar en ti.

Violeta siente un nudo en la garganta.

-Lo entiendo y lo veo justo – dice aún así.

-Bien. - la chica permanece seria unos segundos, antes de acercarse y darle dos besos en las mejillas – Nos vemos el lunes.

-Hasta entonces.

***

-Creo que vamos a necesitar un sitio más privado – dice Daniel mirando la puerta del baño de las chicas.

Samanta sigue la mirada del chico y entiende a qué se refiere.

-Si no hay nadie lo veo bien. Las limpiadoras no pasan hasta que termina el comedor.

-Perfecto.

Samanta va hacia allí y él la sigue. Cuando comprueba que no hay nadie, lo hace pasar y cierra la puerta.

-Vaya, es verdad que vuestro baño huele mucho mejor que el nuestro.

-Siempre he pensado que huele a una mezcla horrorosa de colonias.

-Aún así es mejor que el olor a sudor.

La chica ríe unos segundos, antes de volver a tornarse seria.

-Bueno, ¿qué es lo que querías decirme tan en privado?

-Quería preguntarte qué te ha hecho pensar que soy un putón.

-En primer lugar, que cortases sin decírmelo siquiera fue bastante duro – dice ella intentando que suene algo irónico, aunque le tiembla la voz - ¿Sabes lo que es enterarse por terceras personas?

Daniel mira hacia el suelo, sin poder mirarla a la cara.

-Hasta ese momento, nuestra relación había ido perfectamente, estábamos cómodos el uno con el otro, incluso nos acostamos, Daniel. Pero me demostraste que no te importaba lo suficiente como para decirme a la cara que ya no te gustaba – a pesar de estar enfadada, lo dice muy tranquila.

El chico traga saliva antes de hablar.

-Siento muchísimo eso que hice, Sam, estuvo muy mal, no sé cómo podría compensártelo...

-No hay nada que puedas hacer ya. ¿Pero sabes qué podrías haber hecho? - Daniel la mira a los ojos – Volver a acercarte y apoyarme cuando lo pasé tan mal el año pasado. Me quedé sin amigos, y tú ni siquiera me mirabas cuando pasaba por tu lado en los pasillos. Incluso creo recordar que una vez estaba llorando.

Claro que recordaba ese momento. Se le había partido el corazón. Verla así, sabiendo porqué y sin poder ayudarla lo había destrozado. Había pasado una semana depresivo por ello.

-Yo no quise pasar de ti...

-Pues lo hiciste, y además tampoco te comportas demasiado discreto cuando estás con Violeta, la miras como si fuese un caramelo, eso no está bien...

Daniel carraspea con fuerza.

-Estoy de acuerdo en que no fui bueno contigo, sobretodo porque habíamos decidido salir formalmente, me siento fatal por ello, Sam – dice el chico, ya algo enfadado – Pero no tienes ni idea de qué es lo que siento por Violeta, así que no tienes derecho a decirme cómo debería mirarla.

-¿La quieres?

No recibe respuesta.

-¿Estás enamorado de ella?

-No lo sé. Solo sé que me gusta muchísimo, me gusta desde que la vi por primera vez, incluso sin conocerla antes.

-O sea que te atrae.

-No es eso, Sam... no me malinterpretes. Me encanta Violeta, no sé si esto enamorado de ella, ni de si la quiero realmente como mi novia, pero no me importaría intentarlo.

La chica se apoya en la pared frente a la cual está Daniel, y sacudiendo la cabeza, le repite lo mismo:

-Te atrae nada más. No sabes cómo es.

-Es una chica adorable.

Samanta hace una mueca.

-¿De qué color son sus ojos?

-Verdes.

-Son más azules que verdes, pero te la dejo pasar – mira el espejo, pensando en una pregunta a la que él no tenga respuesta - ¿Por qué vino a este instituto?


***

-Eh... Hola... Javi...

-¡Hola Jorge! ¿Te apetece quedar esta tarde?

El chico chasquea la lengua, puede ver a Andrés desde donde está. Se está acercando a él. No puede saber que ha hablado con Javi.

-Vaya lo siento, Javi. Mañana tengo examen y tengo que estudiar...

-Bueno... está bien. ¿Y no puedes ir otro día?

-Pues mira, tengo una idea, piensas cuando, para qué y donde y me llamas para confirmarlo.

-Está bien. Hasta luego entonces – se despide el chico.

-¡Hasta ahora!

Andrés está ahora frente a él.

-Hola – le dice mostrando una sincera y preciosa sonrisa.

-Hola – contesta él no tan feliz.

-Gracias por venir. Ven, te enseñaré el jardín.

***

-Eliot, tengo que hablar contigo, ¿puedes venir un momento? - le pregunta Ainoa cogiénolo del brazo y separándolo del grupo.

Todos los miran unos segundos alejarse antes de seguir hablando entre ellos. .

-¿Qué pasa?

-Tengo que contarte una cosa. - dice la chica muy seria – Me he dado cuenta de que me tengo que dar prisa … porque sino puedo perderte.
-Dime. Te escucho – dice interesado y nervioso el chico.

Ainoa se pone a andar muy recta y de un lado a otro.

-Yo... siento que hay algo que.... nos une. Algo que siento muy fuerte, a veces, en duele tanto que tengo que dormir durante varias horas.

-¿Y qué es lo que sientes?


-Amor...

Eliot lo mira extrañada, y después decide que no es momento, así que se aleja del tema.


-Amor como una amistad, no pienses mal. Creo que estás un poco raro, y estoy preocupada.


-Oh.


-¿Te pasa algo?


Entonces, Eliot la mira fijamente, sus ojos están vidriosos.
Ainoa se acerca corriendo y lo abraza, sintiendo su perfume característico.

Lo quiere, demasiado. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario