lunes, 14 de abril de 2014

Sorpresas

 

Hay mil maneras de decir un “te quiero”.

 


Justin pasó esa tarde estudiando con Peter a través del móvil: cada vez que el chico no entendí algo (cada pocos minutos) le mandaba un Whatsapp con una foto del ejercicio para que él se lo explicara. Le costaba concentrarse, porque sólo quería estar con Agus; pero él le había dicho que quería pasar ese día con su familia y, aún así, el necesitaba estudiar.

***

Daniel le apartó la silla de la mesa para que ella se sentara como todo un caballero, bordeó la mesa y se sentó en frente de ella, como todo un caballero. Daniel llevaba una camisa blanca y unos pantalones vaqueros que le quedaban realmente bien.
Pasaron un buen rato entre risas y bromas. Ambos sentían que no podían parar de sonreír. Violeta estaba realmente feliz, por fin su sonrisa resurgía después de tanto tiempo... Lo que ella no sabía es que este hecho hacía más feliz todavía a Daniel de lo que le pudiera hacer a ella. Le faltaba poco para pegar saltos de alegría por hacer sonreír a esa chica, su chica.
-Oye, Violeta... -le dijo, sin apagar su sonrisa, cogiéndole las manos con dulzura.
-Dime, Dani.
-Sé que últimamente estás mal porque es muy duro soportar una ruptura y todo eso, y más de la manera que ha sido la tuya... Pero quiero que sepas que yo siempre estaré ahí. Sea como sea y aunque lo nuestro no funcione, te prometo que intentaré estar a tu lado para siempre. Y quiero que sepas que puedes confiar en mí.
-Yo... Gracias, Daniel.
-De nada... -contestó él hundiéndose en sus ojos con una sonrisa- Y también quiero que sepas que cualquier chico se moriría por estar un instante aquí, con una chica como tú; y que es un gran honor para mí poder compartir mesa contigo.
-Oh... Dani... No te pases...
-Sólo digo la verdad. -contestó él con una sonrisa infantil.
Ella sonrió y, sonrojándose, bajó la mirada hacia la mesa. Daniel pasó unos segundos en silencio observándola, jugueteando con sus manos.
-Violeta... yo... -la chica le miró, y él consiguió al cabo de los segundos deshacer el nudo en su garganta- Te quiero.

***

Salía del instituto, después de haber tenido un día bastante malo. Se le habían olvidado los deberes de Latín, y a la profesora no le había servido bastante ponerle una amonestación y un negativo; si no que además lo había sacado al pasillo con el libro encima de la cabeza convirtiéndose así en el hazmerreír de todo el instituto. Por suerte o por desgracia, a Peter también lo había sacado, y habían estado allí fuera los dos. Peter pasó la mayoría de la hora preguntándole por problemas del examen, de lo cual Justin no tenía ganas de pensar, y el cuarto de hora restante atosigándolo con preguntas para averiguar quién era “A” o sacando temas sin interés. Eso cuando no pasaba algún alumno cerca, momento en el que o bien se metía con él, o hablaba con el alumno o le volvía la cara. Después le había pedido perdón por esto atribuyéndolo a que ambos habían decidido que no querían que nadie supiera que se hablaban, Justin había aceptado que Peter tenía razón; pero eso no quitaba el hecho de que hubiera pasado una pésima hora. Para colmo, la profesora de latín los había castigado a los dos y a David Gutierrez a quedarse en el recreo, a él por no saberse aún las declinaciones y a ellos porque seguro que no habían estado toda la hora con el libro sobre la cabeza como ella les había ordenado. Peter pasó el tiempo hablando con David, y Justin se dedicó a dibujar.
Justin seriamente pensaba que aquella profesora era excéntrica, estaba amargada, y cuando tenía un mal día pagaba las penas con ellos. ¡A él nunca le castigaban! Pero aquella le tenía manía, seguro.
Después, en Educación Física, lo habían elegido de los últimos y, para colmo, cuando habían perdido le habían echado aél la culpa. A última hora el profesor había faltado y estuvo intentando estudiar con Marga; la cual en seguida había notado que le pasaba algo había intentado sonsacárselo y después, rendida, se había ido dejándolo solo cuando él se lo había pedido.
Ahora tendría que bajar las escaleras restantes del instituto y llegar a casa. No tenía ninguna gana de hacer todo el camino nuevamente solo; pero Agustin no parecía estar allí.
Notó una mano meterse en la suya. Levantó la mirada y Estrella le sonrió.
-Ey, ¿qué tal, Justin?
-No he tenido un gran día... Pero podría estar peor.
-Oh, lo siento, ¿quieres contármelo?
-Claro.
-Por cierto, ¿puedes acompañarme a la biblioteca? Tengo que devolver un libro.
-Claro, si tú después me acompañas a mi casa.
-¡Trato hecho!
De ida a la biblioteca, Estrella se acordó de que tenía que pasarse por alguna parte y se desviaron del camino. Entraron por un callejón que hacía de atajo. De repente Justin lo vio todo oscuro, notó una mano sobre sus ojos y otra amordazándole la boca. Trató escapar; pero no sirvió de nada. El hombre era mucho más grande y fuerte que él. Temió por Estrella.
Le llevaron por alto y, cuando por fin sintió los pies en el suelo, alguien lo empujó al tiempo que le descubrían los ojos. Trastabilló para no caerse y enfocó la vista.
-¡Sorpresa! -gritaron todos a su alrededor.
Justin se quedó suspendido por la sorpresa. Vio a Agustín con una gran sonrisa en frente de él. Se volvió y vio a Robin, él era el que lo había “secuestrado”.
-Vaya... ¿Y esto? -preguntó a Agustín, que se acercó a él y le cogió de las manos.
-Te dije que ya me encargaría yo de hacer una fiesta de despedida. -Jusin sonrió- Además, no sé si podré estar aquí el mes que viene para tú cumpleaños y... En fin, de todas formas, el que tú estés aquí ya es un gran motivo para celebrarlo, no necesito razones para darte sorpresas.
-¿Será el que tú estés aquí, no?
-Me refería a aquí, a mi lado. -se tocó el pecho. Justin sonrió.
Estaban en un sótano mediano, Justin reconoció que era el de Teo, el otro mejor amigo de Agus. Miró a su al rededor, estaban Robin, Estrella, Ainoa, Eliot, Dani, Agus y el propio Teo. Pronto se dio cuenta de que también estaban los demás amigos de Agus; pero este lo había planeado todo para poder saludarle como era debido sin que se sintiera incómodo por la presencia de los otros; que todavía no sabían su pequeño secreto.
Agus lo cogío de la cintura, dio una vuelta sobre sí mismo con él y le besó. Se escuchaba una música de Melendi de fondo, típico de Agustín. Entraron todos juntos a la fiesta, ya que se habían quedado en la entrada. Había música y algunas bebidas, toda la gente eran conocidos y buenos amigos suyos.
A pesar de tener allí a todos sus amigos y de no intercambiar ni un sólo beso o caricia, Agustín no se separó de él en toda la tarde. Se iban juntando con unos amigos u otros, riendo y contándose anécdotas.
-¿Sabes? -le informó Justin en un momento en que quedaron solos al ir a por bebidas- Mi tía me ha regalado una semana en Suiza con ellos. Hay un campamento de dibujo durante Semana Santa, y debe estar genial.
-¡Vaya! Me alegro mucho por ti, cariño. Seguro que te lo pasarás genial ¡¡ya podrías pedir a tu tía de invitarme!! -soltó una pequeña risa- Una lástima que no haya más dinero y que yo en Semana Santa tendré que estar estudiando para los exámenes... Ahora, eso sí; espero que desde allí también hablemos todos los días, ¿eh?
-Claro que sí, cielo.
Agustín notó que algo le vibraba en el bolsillo derecho. Sacó el móvil. Era Violeta.
Le había mandado un mensaje antes de que empezara la fiesta avisándole para que pudiera venir a esta. Le había pasado su número Estrella.
-Lo siento mucho, Agus... Pero mi padre dice que ya está bien de tanto salir, y más entre semana con las clases...
-Oh... Qué lástima. Se echará de menos tu presencia aquí, preciosa. La próxima vez será.
-¿Vendrás de nuevo?
-¡Claro!
-Bien, pues ya nos veremos. Siento mucho no haber podido ir a despedirme.
-No pasa nada, entiendo a tu padre. ¡Hasta la próxima!

***

Ainoa observaba a las chicas acercarse a Dani y a Eliot y hablar con El. ¿Por qué todas tenían esa facilidad para llamar su atención cuando que era ella la que más lo conocía? Tenían suerte de que las conociera a todas; porque si no sí podría empezar a plantearse cosas raras.
Caminó para acercarse a ellos cuando se dio cuenta de que Estrella no la seguía. Se giró confusa, Estrella estaba mirando algo, de espaldas a ella.
-¿Vamos?
-Oh, sí, sí. Perdona.
-¿Qué mirabas?
-Nada, nada. -contestó su amigas intentando no sonrojarse.
Al otro lado del sótano, donde Estrella había estado mirando, Robin, con una camisa de manga corta bastante ajustada, hablaba con uno de los amigos de Agustín.

***

Antes de que se hiciera demasiado tarde, Teo comenzó a despedir a la gente, quedando al final solo ellos y los del grupo. Justin estaba hablando en esos momentos con Estrella y Ainoa, Agustín se había alejado para despedirse de la gente.
Ya había salido toda la gente excepto ellos. Comenzaron a escuchar una música más lenta, y de pronto vio a Agustín al lado de él ofreciéndole una mano para que lo acompañara a bailar. Él sonrió y lo acompañó al centro del sótano. Entonces comenzó a sonar la canción “Nada valgo sintu amor”, de Juanes. Agustín empezó a cantársela a la vez que el cantante, con su melodiosa voz sonaba hasta aún mejor. Mientras cantaba, bailaba con él con las manos sobre su cintura. Agustín le dedicaba cada una de las palabras de la canción a Justin desde lo más profundo de su corazón, él lo sabía, y esto hacía que empezaran a surgir de su interior lágrimas de alegría que no se atrevían a salir. A su vez, el disfrutaba de la música y pensaba que esa canción perfectamente pudiera haberla escrito él para Agus.
Cuando la letra de la canción acabó y las últimas notas sonaban, Agustín se inclinó un poco.
-Te amo. -le dijo al oído.
Una lágrima de emoción resbaló por el rostro de Justin, que se lanzó a los brazos de su novio para abrazarlo con fuerza.
Ese día, había pasado de ser un día negro a ser uno de los mejores de su vida.

***

Ainoa se acercó a Dani. El chico había tenido revisión en el médico a la hora del recreo; así que no se habían visto en toda la mañana, y durante la fiesta se había olvidado de preguntarle.
-¿Qué tal tu ayer tu cita, Dani?

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