viernes, 21 de febrero de 2014

Mensajes





Algunos mensajes, alegran días tristes


Entra en casa con una enorme sonrisa en la cara, aunque se sigue sintiendo algo culpable de haberlo dejado solo (a pesar de que él la convenció de que no le importaba). 
Sigue en su habitación, pero ya no duerme. 
Lo ve tumbado bocarriba leyendo un libro gigantesco... en ropa interior. 

Violeta ríe con fuerza y su mejor amigo se da cuenta por fin que está ahí. Le sonríe y se pone los pantalones de pijama antes de darle un enorme abrazo. 

-Siento haber tardado tanto - se disculpa ella. 

-No te preocupes, también necesitaba estar un tiempo solo. 

Violeta lo deja vestirse tranquilamente y lo espera en la puerta. 

-¿No has cogido la chaqueta? - le pregunta a Jorge cuando este sale de la habitación de invitados. 

-¿Para qué? 

-Vamos a salir a comer fuera.

-¿Fuera? ¿Los dos solos? 

La chica sonríe ampliamente. 

-No... 

Jorge la mira divertido y asiente, de acuerdo, ya está en su juego así que se deja llevar. 
Violeta enciende su móvil y gracias a un mapa que hace que se pierdan varias veces, llegan a una cafetería en el centro. 

-Me parece increíble que este mapa sea tan incompreensible. 

-A mí lo que me parece increible es que aún no conozcas la ciudad - la chincha Jorge. 

Violeta le da un codazo y entran agarrados del brazo en la cafetería. Jorge se encuentra perdido, allí hay demasiada gente, y todos los miran, algunos menos alegremente que otros. Quizá han entrado haciendo demasiado ruido. 

-¡Violeta! ¡Ya era hora! - le dice un chico realmente guapo que se acerca a ella y le da un suave beso en los labios. 

Jorge intenta que no se note lo sorprendido que está. <<De un día para otro...>>, no puede evitar pensar. 

-¿Este es Jorge? - pregunta el chico mirándolo directamente a los ojos. Al pobre Jorge lo incomoda. 

-Sí, este es mi mejor amigo. 

-Encantado - dice Jorge sonriendo. Daniel le sonríe ampliamente y le tiende la mano. 

-¿Debería estar celoso? - pregunta después mirando los brazos entrelazados de los dos mientras se dirigen a la mesa. 

Jorge ríe nervioso, sin atreverse a mirar a nadie en la mesa. Todo el mundo lo mira. 

-Encantada, yo soy Estrella - dice una chica rubia levantándose y dándole dos besos muy amablemente. 

El chico acaba y saludando a todos uno por uno, avergonzándose por no haber empezado él a saludar. 

Finalmente todos se sientan al rededor de la mesa y piden una pizza para todos. 

-Bueno, Jorge - dice Agustín, lo impresiona su forma física - , nos han hablado bastante de ti...

-Supongo que sabéis que soy gay. 

-Sí, lo sabemos, no te preocupes - dice Justin con una sonrisa reconfortante - Agustín y yo somos pareja, no tienes nada de lo que avergonzarte. 

Jorge abre enormemente los ojos. ¿Agustín? No le había dado la impresión para nada. Y Justin tampoco. A él se le nota más en la forma de ser. Son como Andrés. 

-En realidad - continúa Agustín -, Violeta ha dicho que has tenido un problema con ese tema. 

-No directamente...

Todos callan cuando el camarero se acerca con su gigantesca pizza. Cada uno se avalanza hacia un trozo de Margarita. 

-¿Te apetece contarnos? 

-No, no me molesta, claro que no. Más bien, me gustaría que todo el mundo lo supiese para que se dieran cuenta de la discriminación que hay hacia los y las homosexuales. 

Agustín asiente, del todo de acuerdo. Jorge apenas a dicho cuatro frases y ya le cae bien. Nota que Violeta no le suelta la mano mientras habla, ni mientras los demás comentan lo ocurrido con Andrés. 

-¿Y es tu pareja? 

-No del todo... nos gustamos... pero no lo sé seguro aún. Salimos juntos, y nos besamos, pero no salimos tan oficialmente como me gustaría. Creo que tiene depresión...

-No me extrañaría, sus "amigos" lo han traicionado. 

-Supongo que será eso. Es un rechazo bastante fuerte. 

Todos asienten con lástima. 

-Entonces el juicio es en dos o tres semanas - pregunta Eliot. 

-Sí. Supongo que se alargará bastante. De echo nos han pedido entrevistas algunos periodistas a propósito del tema. 

-Vaya, ¿en serio?


***

Coge la maleta y corre hacia la puerta. Al arrugar la frente por el frío de la mañana le duele la nariz. La tiene de un horrible tono morado y lo obliga a tener un movimiento casi nulo en la cara. 
Su hermana debería haberse guardado ese puñetazo para sí misma, entiende su enfado, pero de ahí a comportarse de esa manera tan infantil... no le coge las llamadas, ni le responde a los e-mails... Es imposible hablar con ella para explicárselo. 

Baja la calle hasta la parada de autobús y se monta en el primero que aparece que va a la estación de tren. 

Al llegar allí, una azafata le coge el villete y le rompe la parte final como marca antes de dejarlo pasar. 

- Buen viaje - le dice la siguiente mirándole la nariz con un gesto preocupado. 

-Gracias - contesta él sin una sonrisa. 

Encuentra su asiento y guarda la maleta sobre el asiento para no tener que molestar a nadie al bajar del tren. 

La echa tanto de menos. Solo quiere verla. Nunca debió distanciarse, nunca debió aceptar el trato, la quiere demasiado para perderla. 

Varias horas más tarde, que se le hacen eternas, se baja del tren entre suspiros y bostezos y coge un taxi hasta su piso. 

Al llegar, se deja caer sobre el sofá. 

-¿Por qué tuve que hacerlo? - se pregunta a sí mismo mirando fijamente la lámpara del techo. 

Coge el teléfono móvil y encuentra el contacto de Violeta. Le envía un Whatsapp


Estoy en la ciudad, ¿podemos vernos?

Lleva sin conectarse desde hace varias horas así que duda que vea su mensaje hasta tarde. Habrá salido. 

No sabe seguro si la chica que le pareció ver era realmente ella o no, así que decide no hablarle del tema por el momento. Aunque si fuera ella, ¿no querría una explicación? 

Suspira y se echa el pelo hacia atrás, triste.

Dos horas más tarde, recibe un mensaje por  Whatsapp : 

Claro, dime cuándo. 











sábado, 15 de febrero de 2014

Justin y “A” (parte 2).

 

 Haz caso sólo a las personas que te quieren; las cosas que te digan los demás, no valen la pena.



***(al día siguiente...)

Justin estaba en el instituto con Agustín. Él en seguida se quejó de que los padres de Justin todavía no supieran nada sobre su sexualidad; porque él mismo había sido el que lo obligara a decírselo a los suyos. Justin vio a una profesora a la que tenía que preguntarle algo sobre las clases y se acercó a ella mientras Agustín lo esperaba apoyado en la pared al lado del radiador. Era muy común encontrárselo en cualquier pared apoyado con un pie sobre ella.
Cuando terminó de hablar con la profesora, ésta se fue y Jus se giró para volver con su novio. Le encantaba esta palabra. “Su novio” y que pudiera nombrar a Agus así sin estar mintiendo. Alguien lo detuvo cogiéndolo por el brazo.
-Oye, tú.
-¿Sí? -preguntó Justin volviéndose. Era Marcos; pero tampoco le preocupó. Aún así, la presencia del chico le traía a la mente muchos amargos recuerdos- Eres Marcos, ¿verdad? ¿Qué quieres?
-¿Eres tú la razón por la que mi Agustín me ha dejado? Sí ¿verdad? Te he visto mucho más cerca de él que de costumbre.
Justin se quedó de piedra. Varios cotillas los habían escuchado. Alguien tiró de su brazo apartándolo de Marcos antes de que el chico lo notara. Era Agustín, que no había visto con buenos ojos que se acercara a él. El muchacho se interpuso entre los dos.
-Oye, Marcos, te dije que no quería volver a verte. -le dijo brusco.
-Pues no te acerques tú a mí.
-No te acerques tú a mis amigos.
-Vaya, no sabían que fuesen de tu propiedad...
-Déjanos. -respondió él secamente.
Marcos no se atrevía a enfrentarse a él. De hecho, las pocas veces que se había atrevido a envalentonarse con alguien había sido porque sabía que Agus lo protegería; pero ya no era así, y eso le jodía. Gruñó, se dio la vuelta y se fue.
-¿Estás bien? -le preguntó a Justin en cuando Marcos se hubo ido.
-Claro, ¿por qué no iba a estarlo?
Al poco rato la sirena sonó y Agustín se propuso a acompañarlo hasta su clase. Nada más llegar notaron que la profesora no había llegado; pero sus compañeros ya estaban apelotonados delante de la clase. Justin notó que Peter lo miraba. Era un muchacho que estaba en su clase desde primero de ESO. Venía de otro pueblo en el que no tenían instituto ni bachiller, sólo escuela primaria. Jus no solía hablar con él, Peter era de los más populares de sus cursos; pero tampoco le caía mal. No era del agrado de Agus ni de los del grupo. En ese momento Jus se juntaba con más gente que en la época de la novela y, aunque tampoco era con muchos, no le importaba porque todos sus amigos (menos Agus) estaban en su clase.
-Anda, mirad, -comentó Peter en voz alta- si va a ser que es verdad eso que se dice por ahí... Justin, ¿eres maricón y el nuevo ligue de Agus? Vaya... No lo sabía...
Le corearon unas cuantas risas. Jus sintió como el alma se le caía al suelo. “Maricón” ¿habría palabra más detestable cuando se usaba como un insulto?
-¿Eres gilipollas? -se interpuso Agustín apretando con fuerza su puño.
-Oye, tú, ¿de qué vas?
-¿Que de qué voy? -se enfadó él aún más.
Agus se lanzó sobre Peter, que intentó sujetarle los puños. Eliot corrió hacia ellos en un rápido movimiento e intentó interponerse entre los dos. Al principio sólo consiguió llevarse más golpes de los que evitaba; pero después otros chicos se pusieron a ayudarle y los separaron. Sujetaron a cada chico entre varios. Peter tenía un pequeño hilo de sangre debajo de la nariz y los pelos hechos un revoltijo, Agus un arañazo en la mejilla y la ropa revuelta.
Agustín se deshació de los muchachos que lo apresaban y se fue con paso brusco antes de que llegara la profesora. Justin observó cómo se recolocaba la ropa al tiempo que se apresuraba por no llegar tarde a clase. Peter sacó un pañuelo de su bolsillo, se limpió la nariz e intentó frenar la pequeña hemorragia, lo cuál consiguió justo antes de que escucharan a la profesora acercarse. Tiró el papel a la basura. La profesora se fijó en él mientras abría el cerrojo de la puerta.
-Vaya, Peter, ¿nuevo look?
-Sí, vaya. Look de no dar tiempo a peinarse por culpa del despertador. -mintió él.
La profesora sonrió y entró a la clase seguida de sus alumnos. Justin se sentó en su pupitre, al lado de Ainoa. Ya entonces, Peter se sentaba separado del resto de la clase para que no hablara ni distrajera a los demás, como medida drástica de los profesores. Estaba bastante cerca de ellos. Justin lo miró, dolido. Él le devolvió la mirada y Jus paró de observarle.
-Ey, tranquilo... -le susurró Ainoa pasándole la mano por detrás de la espalda- No pasa nada ¿eh? No hagas caso a ese menudo gilipollas. -Justin bajó la mirada. La chica echó un vistazo para asegurarse de que la profesora no les miraba y le dio un beso en la mejilla- Te prometo que todo saldrá bien.
Peter lo había visto. Cuán equivocado había estado al parecer... Aunque, la verdad, era que desde el principio había pensado que estaba diciendo una mentira gigantesca: sólo lo había dicho por meterse con él (cosa que le venía muy bien para su popularidad); pero no pensaba en absoluto que aquello fuera cierto. Oh, sí, Justin fingía muy bien. Tanto que, dos cursos después, Peter seguía creyendo que era heterosexual. El muchacho recapacitó sobre la reacción de Agus. Peter pensó que le había dolido más por él mismo que por el propio Justin.

El grupo se dirigió hacia el patio junto al resto de su clase para dar gimnasia.
-¡Ey, mira! -comentó un chico que estaba haciendo pellas con sus colegas- ¡Si es el cuarto marica que se lía con el Agus!
-Yo no soy marica -negó él con firmeza- Y Agus es mi amigo.
-Además, ni siquiera sabes contar, imbécil. -le picó Ainoa- ¿Cuarto? Agus sólo ha salido con Antonio y Marcos, idiota.
-Y con Justin.
-Aunque fuera así, siguen siendo sólo tres. En serio, ¿cómo te dejaron salir de primaria?
-Con lo creído que es Agus seguro que se ha liado hasta consigo mismo.
-Chst. -lo calló él mismo, que se había detenido cerca para escucharles sin que lo vieran- Chitón. A callar si no quieres meterte en líos tú también. Largo.
El muchacho miró a sus amigos asustado y se fueron de allí. Agus miró a Justin, sentía angustia porque sabía que si se metían con él en realidad era por su culpa (y por la de Marcos). Si no, ¿quién iba a percatarse de la diferencia de Justin si ni él mismo lo había notado hasta que no se lo dijo? Le daba miedo que por culpa de esos niñatos Justin se quedara con el sufrimiento de ser diferente, que no consiguiera asumirlo, que no fuera capaz de decirlo. Justin le devolvió la mirada, intentando no mostrar ningún sentimiento, intentando aguantarse las ganas de llorar.
-¿Qué haces aquí? -le preguntó.
-Voy al laboratorio. -le dijo señalando el pasillo que hacía esquina a su derecha. Miró a lo demás- Hasta luego, chicos.
Agustín se fue, la mayoría de los de su clase iban ya por delante de él. Uno de sus amigos se acercó a él y le pasó un brazo por encima de los hombros. A Justin le recorrió una sensación extraña. ¿Tenía celos de ese chico? No creía, y si era así era totalmente irracional. Al fin y al cabo, sabía que Agus y él no podían tener nada: el muchacho salía en esos momentos con la hermana de Estrella.
-Justin... ¿vamos? -llamó su atención Ainoa.
Él asintió y los siguió. Estrella se acercó a él, le pasó un brazo por la cintura y apoyó su cabeza en él después de que Justin posara su brazo detrás de su espalda. Intentaba reconfortar a su amigo.

***

Se encontró con Agus una tarde-noche en un rincón apartado, para que nadie los viera, varios días después. No habían podido verse apenas, y se habían seguido metiendo con él, haciendo que Eliot y Dani perdieran la paciencia y estuvieran a punto de meterse en problemas si no fuera porque las chicas y Justin los sujetaban.
Agus lo miró, su mirada era lastimera. La de Justin en cambio intentaba mostrarse fuerte, sin sentimientos.
-Ey, Justin. -dijo él a modo de saludo. Él levantó hacia él la mirada por toda respuesta- ¿Qué tal, cómo estás?
-Bien.
-¿Estás seguro? Sabes que puedes contarme cualquier cosa... ¿Qué te pasa?
-Nada.
Agustín se acercó a él en un paso y lo abrazó antes de que el chico tuviera tiempo a reaccionar.
-Sabes que sé perfectamente que algo te pasa... Siempre noto cuando estás mal.
Lo abrazó con fuerza. Justin pasó los brazos por detrás de su cintura, devolviéndole el abrazo, escondió el rostro en su pecho y comenzó a llorar. Agus, con el corazón en un puño, acarició su espalda y lo besó en la cabeza. Justin lloraba sin descanso.
-Ey... ¿Estás mejor? -le preguntó con delicadeza.
-No. Estoy fatal.
-¿Por qué?
-No quería que me vieras llorar...
Agustín dejó escapar una pequeña sonrisa y volvió a acariciarlo con cariño, mientras lo abrazaba con fuerza con su otro brazo.
-Tranquilo, no me gusta verte llorar; pero supongo que te lo debía. Con la cantidad de veces que me has tenido que consolar tú y que verme llorar cuando seguramente deseabas poder echarte a llorar tú también porque te hablaba, muchas veces, de mis novios... Y aún así me consolabas y me apoyabas a seguir adelante... Te aseguro que puedo prometerte que no voy a pensar peor de ti por verte llorar así, Justin. … De hecho, es más bien casi que todo lo contrario: ya empezaba a pensar que no eras persona y que no podías llorar, después de todo lo que has tenido que soportar sin soltar una sola lágrima. -bromeó.
Justin dejó escapar una pequeña media sonrisa. Agus lo abrazó con más fuerza y dejó caer su cabeza junto a la de él, de forma que sus mejillas se rozaron. Volvió la cabeza y lo besó en el carrillo.
-Tranquilo... Todo se pondrá bien, pequeño.
-No, no todo estará bien... Porque si no es una cosa es otra.
-Sí, sí que es verdad que has tenido que pasar por muchas cosas estos últimos meses... Primero descubriste tu homosexualidad, con todos los miedos e inquietudes que eso provoca... y descubriste que me querías... Y luego volví yo... volví yo con un novio nuevo, y te obligué a tener que escucharme con todas mis cosas sobre él. Luego pasaste por lo que, seguramente, para ti sería una cagada mortal en aquel momento. Y ahora esto... todos metiéndose contigo. -“y todo por mi culpa”. Pensó; aunque no lo dijo en voz alta.
-No, no es sólo eso. -sollozó él.
-¿Entonces...? ¿Qué más te ha pasado, cariño?
Justin se estremeció y Agus notó que intentaba mirar a su alrededor por si había alguien sin que él lo notara.
-Tranquilo, no hay nadie. Estamos solos. ¿Qué más te ha pasado?
-Yo.
-¿Tú?
-Yo soy lo que me ha pasado.
Agustín tragó saliva. Cada vez se le hacía más difícil no ponerse a llorar él también.
-¿A qué te refieres, cariño?
-¿Por qué me llamas así?
-Pues porque te quiero.
-No creo que eso dure mucho tiempo...
-¿Qué...? ¿Por qué lo dices, peque?
-¿Es que todavía no te has dado cuenta? No puedes negármelo, Gus...
-No me llames así... -le pidió lastimero. No le gustaba porque Justin sólo le llamaba así cuando se sentía mal, y eso le hacía sesntirse aún peor.
-Perdón, Agus. Digo que no puedes negármelo: en cualquier momento encontrarás a alguien mejor. … yo no soy nada, ¡no soy nadie! Y mucho menos nadie comparado contigo... Dices que soy perfecto, y que me quieres, pero yo no puedo creérmelo y sólo pienso en que me mientes... Tienes que aceptar que hay mucha gente mejor que yo... -sollozó- Y tú te mereces a alguien mejor.
-Pero... Justin, es que yo no quiero a nadie mejor que tú ni a nada. Yo sólo te quiero a ti... -Agustín hizo un esfuerzo sobrehumano para no romperse y llorar, quizás hasta más de lo que lloraba Justin- No tienes ni idea de lo que dices... Me da igual que me pusieran al propio Taylor Lautner delante diciéndome que quiere salir conmigo... Porque yo siempre te elegiría a ti. Lo dejaría todo atrás por ti, Justin.
-Hombre, me estás comparando con un licántropo al que a lo mejor le da un volunto y te atraviesa de parte a parte... -intentó bromear él, intentando parar de llorar.
Agustín dejó escapar una pequeña carcajada, sobretodo para deshacerse un poco de la angustia.
-Bueno, pues a Zayn Malik, tu tocayo Justin Bieber, Adam Lambert, Logan Lerman... A quién tú quieras, me es igual, porque siempre siempre siempre te elegiría a ti, te compares con quién te compares.
-¿Y Melendi?
-Uy, ahí ya me lo pones difícil porque canta muy bien. -bromeó él- Pero sabes que sí. -Jus sonrió. Él se acercó a su oído para susurrarle las palabras más sinceras y más fuertes que había dicho en su vida- Te amo.
Justin sonrió para si. Intentaba con todas sus fuerzas parar de llorar, y casi lo consigue.
-Ey, no, no, no. -le dijo Agus- No pares de llorar, por favor. No te esfuerces. Tienes que soltarlo, soltarlo todo y dejarlo ir. Tienes que desahogarte de una vez por todas, Justin, déjalo ir. Llora todo lo que quieras, tranquilo, yo seguiré aquí para consolarte y apoyarte en todo.
Justin volvió a dejar caer la cabeza en el pecho del chico. La camisa blanca a cuadros de él estaba cada vez más empapada. Agustín sintió un escalofrío. El nudo en su garganta era cada vez más grande. Creía que no aguantaría mucho más tiempo sin ponerse a llorar; pero tenía que soportarlo por Justin. Cogió fuerzas de no sabía donde.
Justin siguió llorando. Los minutos se hacían eternos para Agustín, que deseaba llegar a su casa para encerrarse en su cuarto y poder llorar el también a sus anchas. Era demasiado pesado para él tener que ver a Justin así, escuchar por todo lo que había pasado, saber que él tenía bastante parte de la culpa de que llorara.
-Agus... -lo llamó él entre sollozos- Tengo miedo de volver el lunes al insti...
-¿Por qué? -preguntó él, aunque supiera de sobra la respuesta.
-¿Y si se meten conmigo? ¿Y si me marginan? ¿Y si me ignoran...?
-Tranquilo, te prometo que yo siempre estaré ahí a tu lado para protegerte y ayudarte. Y si no, si alguna vez te falto porque me ponga malo o por lo que sea, tienes ahí a unos amigos asombrosos que te aprecian muchísimo y que nunca te abandonaran. Puede decirse que has tenido suerte de conocerlos.
-De conoceros. -le corrigió él. Agus sonrió.
-Como quieras.
Al rato, Justin terminó de llorar, se separó de él y se secó las lágrimas de los ojos. Agus le secó las lágrimas de las mejillas con cuidado y le recompuso el pelo como pudo. Le mandó una pequeña sonrisa, intentando animarle. Jus se la devolvió.
-Venga, te acompañaré a casa. -le dijo pasándole un brazo por encima del hombro con cariño.
-Eh... Agus, ya se que a ti no te pasa pero... No quiero que nos vean todavía tan juntos. No estoy preparado para eso.
Él le respondió con una sonrisa.
-Tranquilo, lo entiendo. -se quedó un momento pensativo- Y... ¿qué te parece si nos ven juntos pero no saben que eres tú? A mí no me importa que me vean con nadie.
-Hombre, pues vale. Si puedes hacerlo...
Agus sonrió. Cogió su mochila, que había traído porque había ido hasta allí desde el entrenamiento de fútbol (se había cambiado en los vestuarios). Sacó de la mochila una sudadera naranja como la de los skaters, que se había olvidado el día anterior en el patio y le habían guardado. Se la puso a Justin con una sonrisa. Le puso bien calada la capucha y le removió los pelos para que le taparan un poco. Nadie podría reconocerlo si no se acercaban lo suficiente. Justin le sonrió. Agustín metió la cara en la capucha para besarle y luego se acercó a su oído.
-Te amo. -le susurró.
-No tanto como yo a ti. -le respondió él al oído.
-Te aseguro que sí.
-No lo creo. -respondió él con una sonrisa, lo miraba con ternura- Gracias por todo, Agus.
A él pareció hacerle gracia.
-¿Gracias? Gracias a ti por aparecer en mi vida, Justin. Gracias por todo lo que has tenido que soportar por mí y por todo lo que me has ayudado. Podría pasarme la eternidad dándote las gracias y aún no hubiera terminado.
Jus sonrió.
-No lo creo.
-Pues creetelo. -le dio un beso en la frente y se separó de él con una sonrisa- Y ahora vámonos, si aguantas con esa capucha bien puesta nadie se dará cuenta de que eres tú. No hables muy alto no vaya a ser que vayan a reconocerte y, si se acerca alguien a quien conozcamos (que no sean tus amigos, claro), te llamaré Diego. Así ya verás como dentro de nada desapareceran los rumores sobre ti.
-Me parece una buena idea. -sonrió él.
Agustín le pasó el brazo por detrás de la espalda con una sonrisa. Jus apoyó la cabeza sobre su hombro y él dejó caer la suya sobre la de Justin, mientras lo cogía de la mano.

***

Agustín llegó a su casa. Le había dejado la sudadera a Justin y su camisa estaba empapada. Abrió la puerta con las llaves que le habían dejado sus padres. Sentado en las escaleras, que estaban delante de la entrada, estaba Jayuheibo, mirando su móvil. Su padre estaba bastante cerca de la puerta, al parecer había estado hablando con su madre. Según el ruido de platos, su madre debía estar en la cocina.
-Hola, Ags. -le saludó su hermano sin mirarle.
-Hola, Yabo, ¿qué tal el día?
Él se encogió de hombros.
-Bien, ¿y tú?
-Igual.
Su padre lo observaba. Agustín adivinó su siguiente pregunta segundos antes de que la pronunciara.
-¿Qué te ha pasado para tener tan mojada la camisa?
-Mi novio.
Yabo levantó la mirada de su móvil y lo miró a los ojos, intentando saber qué había pasado. Se lo preguntó.
-No se sentía bien y... ha estado llorando. Yo intenté consolarle.
Su madre salió de la cocina para escucharlo mejor y su padre lo observaba con detenimiento.
-Creía que lo habías dejado con Marcos... O sea, según los rumores del instituto...
-Y así es.
-¿Entonces...? ¿Con quién estás saliendo ahora?
-Con alguien. -la mirada de su madre requería una respuesta- Lo siento pero... Es que no puedo decíroslo. Si no os lo diría, de verdad; pero él todavía no quiere que la gente sepa que es homosexual y lo está pasando muy mal...
Su madre asintió y les dijo que en veinte minutos estaría la cena. Agus le pidió a su hermano que subiera a su cuarto para ayudarle con unos deberes que no entendía antes de que se le olvidara. Cuando ya estaban arriba de las escaleras, le cogió de la mano y le dijo que en realidad tenía que contarle algo. Entraron en su cuarto y Agus cerró la puerta.
-¿Qué es eso tan importante para que no puedas decirlo abajo, Agus? ¿Qué te pasa?
Agustín se volvió a él con los ojos rojos, mordiéndose el labio inferior, llorando. Se lanzó a sus brazos. Yabo lo abrazó e intentó consolarle, sin comprender nada.
-Ey... No hace falta que me digas quién es ese nuevo novio si no quieres; pero si quieres... ya sabes que puedes contarme cualquier cosa, Gus, intentaré ayudarte.
Cuando se tranquilizó un poco, Agustín se lo contó todo. A Jayuheibo le sorprendió bastante que fuera Justin, lo conocía desde pequeño. Pero también se alegró mucho y le dijo que esperaba que esta vez durara mucho, porque Justin le caía bien y era un buen chico. Sabía que le ayudaría y apoyaría siempre, confiaba mucho en él. No en vano lo conocía desde que apenas sacaba dos dedos del suelo. Agus y él eran amigos íntimos desde la guardería... quién se imaginaría entonces que iban a terminar saliendo como algo más que amigos tantos años después.

***

El sábado se lo pasaron jugando a video-juegos juntos en su casa, guardando las distancias. Por la tarde salieron con los chicos a jugar al baloncesto, los amigos de Agustín contra los de Justin. Claro que a estos últimos no les pareció justo al principio, porque ellos eran mayores y por tanto tendrían más oportunidades. Pero se les pasó el disgusto en cuando Agustín le pasó dos tiros directamente a Justin “por equivocación”. Cuando sus amigos le acusaron él dijo que había que “equilibrar” el partido, porque tenían razón en cuanto a que ellos lo tenían más complicado. Ya la razón de que ambos pases fueran para Justin se la guardaba para sí.

***

El lunes acabaron Justin, Agus, Peter, Marcos, Eliot y Yabo en el despacho del director. Pero no porque hubieran hecho nada malo; si no porque Agus decidió cortar el problema de raíz yendo con la cantinela al director, a pesar de saber que eso podría dañar su reputación y convertirlo a ojos de todos en un chivato. Justin se sentía muy incómodo y Agus se enfadaba demasiado y le daba igual amenazar aunque estuvieran delante del profesor y una profesora. Al principio sólo estaban Agus y Peter; pero después mandaron llamar a Marcos al enterarse de que el problema había surgido en él y a Justin, ya que el problema era suyo. En un momento, Peter le dijo a Agus que había exagerado, que tampoco había sido para tanto.
-¿Que no? -contestó él- Oh, claro que no es para tanto. ¿Tú has tenido que soportar alguna vez ver llorar desconsolado a tu mejor amigo durante lo que parecen horas por las gilipolleces de un imbécil de mierda? No ¿verdad? Pues entonces no me digas que no es para tanto.
Peter miró a Justin, que bajó la mirada. Él fue a decirle algo; pero Agus lo amenazó diciéndole que no le dirigiera la palabra. Agustín se ganó una regañina del profesor; pero Peter no dijo nada. Más tarde también llamaron a Eliot, ya que había llegado a oídos del director que había estado metido en la pelea originada por todo aquello. Ellos lo defendieron diciendo que sólo había intentado detener la pelea. Peter no dijo nada. Más tarde había llegado Yabo al enterarse de que su hermano estaba en el despacho. Llamó a la puerta y pidió permiso para entrar y enterarse de qué pasaba con su hermano. Por aquél entonces Yabo ya cursaba segundo de bachiller, en ese mismo instituto, al igual que Robin. Mónica, en cambio, estaba en primero. También escucharon una pequeña conversación del director con la madre de Peter, que parecía contrariada de tener nuevas del chico al escuchar que lo llamaban por él, y luego pareció pasar un poco. Pudo haber sido sólo conjeturas de los muchachos (o más bien de Justin y Eliot), no lo sabían.
En cuanto los dejaron salir, Peter y Marcos salieron corriendo. Yabo salió con su hermano y sus amigos y fuera se encontraron a Ainoa, Estrella y Dani, con cara de preocupación. Eliot y Justin les sonrieron para que no se preocuparan.
-A ver si no os metéis en más líos ¿eh? -les dijo Yabo con suavidad- Y vosotros, a ver si me vigiláis un poco al niño, que en una de estas se mete en un lío gordo.
Ellos sonrieron por toda respuesta. Entonces llegó una muchacha que dejaba mostrar un poco más de piel de lo que cabía desear.
-¿Qué ha pasado, cari? -preguntó a Yabo. Era la novia que había tenido antes de Miranda -Te he estado buscando, me dijeron que estabas aquí.
Él se despidió de ellos y se fue con la muchacha. Agus puso cara de asco.
-Agh, que asco me da. Ojalá que corten ya.
-Qué malo... -le acusó Justin.
-No, es simplemente que no me gustaría tenerla como cuñada. Además, utiliza a mi hermano.
-Venga ya.
-¡Que sí! Es verdad... ¿No habéis visto la panzá de detallitos que le da? Es por eso por lo que está con él, seguro...
-A lo mejor lo quiere y está enamorada de verdad, Agus. -le contrarió Estrella.
-Hombre, pues claro. Si cada vez que vas al cine te lo pagan, si vas a un bar o un restaurante te invitan... ¡Hasta yo me enamoro de mi hermano! -intentaron ocultar una risa- ¡Si es que se gasta toda su paga en ella!
-No exageres. -le dijo Dani.
-Que es verdad... Bueno, es igual, dejémoslo. -el chico miró a ambos lados. El pasillo del director era corto y no solía pasar casi nadie. Dio un paso hacia Justin, guardando las manos en los bolsillos- Bueno, y qué ¿qué piensas sobre lo que he hecho hoy por ti?
Justin sabía que él hubiera sido incapaz de hacerlo y, si no fuera por la intervención de Agus, las cosas hubieran seguido así o incluso habrían ido a peor. Además, Agus tendría que haberlas pasado canutas para ir a chivarse al director y era probable que ahora se metieran con él por ello. Pero no le importaba, por Justin.
Jus se acercó más a él para poder susurrar a su oído:
-Pienso que te amo.
Los chicos fingieron que no lo habían escuchado. La sonrisa de Agus pareció ser la más grande y alegre de su vida. En ese momento tocó la sirena. Agustín le cogió la mano y le dio un apretón de manos.
-Tengo que irme a clase, cariño. Nos vemos luego ¿vale?
Él asintió. Mientras volvían a clase, Ainoa chinchó al chico haciendo notar que lo habían oído, y él le comentó que creía que Agus le había dicho más veces en esos días cosas como “cariño” que a sus dos novios juntos en todos los meses que estuvieron saliendo.

***

De vuelta al presente, Violeta pensaba en las mejores palabras para pedirles su ayuda después de haber oído acabar lo que Agus le contó del relato. Al mirar la hora se dio cuenta que no le quedaba demasiado tiempo para estar con ellos. Tragó saliva.
-Oye, Agus... Jus... -cortó la conversación del grupo. Todos la miraron y Agus le dio la palabra con un movimiento de cabeza- Es que... quería pediros un favor...
-¿Qué te pasa, preciosa? -contestó él notando que la chica se encontraba molesta.
Violeta volvió a tragar saliva y se aclaró la garganta.
-Pues verás... Como ya os dije antes, mi mejor amigo, Jorge, es homosexual. En su instituto hay unos idiotas que no paran de meterse con él por eso; y él lo está pasando muy mal. Hace un tiempo que me pidió que si conocía a unos homosexuales que hubieran pasado por esto y que pudieran ayudarle. Ahora mismo a estos chicos los han denunciado por pegarles; pero no se sabe cuándo volverá a pasarle algo así, y me gustaría que lo ayudarais para que estuviera preparado...
Los músculos de la cara de Agustín no podían estar más apretados ni él más tenso, mientras se controlaba para no soltar una burrada y apretaba los puños. Siempre se ponía muy mal cuando pasaba algo así.
-Claro, llevanos con él cuando quieras; lo ayudaremos sin problema.
Justin asintió a lo que decía su novio. Se le notaba claramente muy preocupado por Jorge; aunque ni siquiera lo conociera.
-Sí, por supuesto. No tienes ni que pedirlo.
Violeta no pudo evitar emocionarse.
-Mu... muchas gracias, chicos.

domingo, 9 de febrero de 2014

Justin y “A” (parte 1)



 

No dejes que las opiniones que tengan los demás de ti cambien tu forma de ser o pensar. Tú eres TÚ mismo, nunca lo olvides.

 


Violeta cogió su chaqueta del perchero de la entrada, bostezó y salió a la calle. Fuera hacía frío, un frío seco, eran las diez de la mañana. Había quedado con los chicos a las doce; pero antes quería salir a tomar el aire y dar un paseo sola. La noche anterior había estado hablando con Jorge hasta muy tarde, y el chico le había dicho que se fuera con sus amigos cuando se despertara si quería; porque él estaba muy cansado e iba a estar durmiendo hasta tarde. No le había sentado demasiado bien el largo viaje.

Habían estado hablando de Rubén y Dani. Jorge se había quedado con una cara pensativa al final del relato; aunque casi le da algo cuando se enteró de lo que vio con Rubén. Él y Rubén se habían llevado muy bien siempre, y le parecía un buen hombre. Luego estaba Dani, le preguntó a su amiga si de verdad salía con él porque lo quería, para usarlo como apoyo o por vengarse de su ex. Ella le dijo que no estaba segura, se balanceaba entre las dos primeras opciones. También le dijo que Daniel era un buen chico y que no quería hacerle daño; después le pidió su opinión sobre el tema. Jorge le contestó que necesitaba pensar sobre el tema y consultarlo con la almohada, además estaba cansado y no pensaba con claridad. Después de eso se durmieron.



***



Se reunió con los chicos en un lugar algo apartado, en la calle trasera de la casa de Dani. Era bonito, tenía una pequeña explanada para que los niños jugaran, detrás algunas plantas y algunos coches aparcados cerca de ellos; pero no había nadie. Justin llegó sonriendo, muy alegre, junto con otro muchacho, los demás ya estaban allí. El chico que acompañaba a Justin era alto, muy guapo y con buena forma, de pelo negro poco más largo que el de Justin, ojos marrones y tez morena. El chico también sonreía, y su sonrisa era brillante.

Eliot y Dani lo saludaron con un choque de manos, entre sonrisas. Estrella y Ainoa le dieron un abrazo. Justin se acercó a ella, que estaba pensando quién sería su compañero. Mientras, éste ya la miraba con curiosidad.

-Violeta, te presento a Agus. Agus, esta es Violeta.

El muchacho le tendió la mano.

-Encantado. La novia de Dani ¿eh?

-Sí. -ella se ruborizó un poco- Lo mismo digo, me han hablado mucho de ti.

Él sonrió. Tenía una sonrisa preciosa y sus ojos sonreían junto a sus labios. El mismo gesto enmarcaba el rostro de Justin. Ambos muchachos se apoyaron en uno de los coches, uno al lado del otro, mientras seguían con una charla en grupo.

En un momento, Estrella dijo que tenía que irse pero que volvería en un momento y Ainoa se propuso a acompañarla. Cuando Eliot les preguntó qué les pasaba, la segunda chica sólo respondió “asuntos de chicas” antes de marcharse.

Mientras las esperaban, siguieron hablando. Sin las chicas Violeta se sentía aún más desplazada de lugar. Daniel intentaba que esto no pasara; pero, con la presencia de Agus, Violeta se sentía fuera de juego y tenía vergüenza. Además, si los chicos ya eran un poco mayores que ella, Agus se veía aún más maduro. Y pensar que eso nunca le había preocupado con Rubén... Se quitó la imagen del hombre, que aún la visitaba algunas noches, de la cabeza. Miró a Jus, que seguía apoyado con Agustín en el coche. Agustín vestía con chaqueta de cuero, pantalones vaqueros y una camiseta azul marina en la que se dejaban notar un poco sus abdominales. Violeta se dio cuenta de que, sumida en sus pensamientos, se había perdido en la conversación. Volvió a intentar escucharles; pero en ese momento no estaba hablando de nadie. Agus sonreía, seguramente por algo que hubieran dicho. Su brazo derecho estaba apoyado en el techo del coche, un poco por encima de los hombros de Justin. En ese momento las muchachas empezaban a acercarse desde el otro lado de la calle; pero Violeta no se dio cuenta, algo llamó mucho más la atención de la chica. Agustín miró a Jus, el cariño se despedía de sus ojos en gran magnitud. Se inclinó un poco a él y los dos muchachos juntaron sus labios en un cariñoso y esperado beso. Se separaron con una sonrisa.

Violeta no pudo evitar quedarse con la boca literalmente abierta.

-¿Qué, aún no te lo habían contado? -preguntó Agus con una sonrisa al percatarse.

-No... no. Los dos... sois... sois... ¿sois gays?

-Ajá.

-Vaya, pues no me lo esperaba...

-Y espero que no te importe. -Agus tenía esa costumbre de amenazar con la misma voz que hablaba con normalidad al tiempo que sus ojos despedían un, casi invisible, destello de irritación.

-No, no, no, tranquilo. Total, mi mejor amigo es gay.

Agus se relajó y Justin no pudo reprimir una sonrisa. Violeta se percató de que Jus se había preocupado por la repercusión que aquello tendría en su relación con ella y Agus se había preocupado por ello.

Justin se acercó más a Agus y le pasó un brazo por detrás de la cintura. El muchacho le paso el suyo por la espalda y Jus apoyó la cabeza en su pecho, cerrando los ojos un momento mientras Agus pasaba la mano entre su cabello, sin apartar la mirada un segundo de él. Después, Justin miró a Violeta.

-Él es mi “A”. -le dijo.

Millones de pensamientos se amontonaron entonces en la cabeza de la chica. Eso daba explicación a muchas cosas aunque... también le indicó algo... menos agradable.

-¡Oye! -miraba a Dani- ¡Entonces me mentiste! Siempre me has hablado de “Agustín” y “la pareja de Justin” como dos personas distintas.

-¿Qué? Yo nunca te he mentido... Además, es verdad que Justin siempre dice que Agus es su mejor amigo; así que no te he mentido. Y... supongo que podría decirse que Agus es el mejor amigo de Justin y su novio, por tanto es dos cosas a la vez (barra) dos personas distintas. -las escusas no eran su fuerte- Además, ¡como iba yo a decírtelo sin el permiso de Justin! Que a él no le gusta que todo el mundo lo sepa, jo... tendría que decírtelo él... -intentaba hacerse la víctima inocente mientras ponía carita de pena.

Violeta sonrió. Agustín se regocijaba por aquella “pelea”, a juzgar por su sonrisa. Entonces Violeta se acordó de una petición que le había hecho hacía ya bastante tiempo Jorge, pidiéndole ayuda para encontrar a homosexuales que fueran mayores para que pudieran enseñarle como sobrevivir a los homofóbicos y demás problemas... tenía que pedírselo a ellos, no creía que les importara ayudarle.

Pensó en las mejores palabras para pedírselo mientras Jus disfrutaba de las caricias de su novio y los demás se sumergían en una alegre charla. Entonces decidió que seria mejor pedirles el favor cuando ya hubieran hablado un poco, y recordó otra cosa que quería preguntarles desde que Dani le pidiera salir.

-Oye, chicos... una pregunta; ¿cómo empezasteis vosotros dos a salir? Según Dani la vuestra era una historia bastante interesante. -intentó ganarse la anécdota.

Agustín sonrió, dejando ver sus blancos dientes.

-Bueno, pues... -contestó Justin, que siempre se volvía vergonzoso y nervioso al hablar sobre ese tema.

-Si quieres se lo cuento yo. -se apresuró a decir Agus.

-Oh, noooo. -se quejó Eliot haciendo una mueca.

-Que sí, ¿por qué no? -espetó Agustín.

-¡Ya nos hemos tragado esa historia millones de veces!

-Uf, de verdad. -le apoyó Dani.

Ainoa y Estrella se rieron.

-Creo que vas a conseguir que te odien los chicos. -bromeó Ainoa con Violeta.

-Uy, de verdad, tú sigue pidiéndole a Agus que te cuente las historias que ya ha conseguido grabarnos en la mente y veras. -contribuyó Estrella.

-Bueno, pues os aguantáis. -los acalló él- Todo empezó un día en que...



*** (mucho tiempo atrás...)



Justin y Agustín estaban sentados en la mesa de un restaurante. El muchacho había invitado a Justin a comer allí porque los padres de éste estaban fuera; y no quería invitarlo a su casa para que sus padres no pensaran que era él su novio, aquello le agobiaba un poco. Ya habían acabado de comer, pero seguían en la mesa, hablando tranquilos.

-¿Sabes? En dos semanas haré tres meses con Marcos.

-¿Ah, sí? Qué bien. -su amigo fingió una sonrisa, que ya tenía bastante ensayada- Con Antonio fue menos ¿verdad?

-Sí, por estas fechas ya habría cortado con él.

Al quedarse sin tema de conversación, les cogió un silencio incómodo, algo que no ocurría entre ellos nunca hasta hacía algún tiempo. Agustín se había preguntado alguna vez si sería por su homosexualidad; pero sabía que no, Justin siempre le había apoyado con eso, con sus novios... con todo.

-Ey, Jus.

-¿Sí?

-Puede que esto te parezca algo tonto pero... quiero darte las gracias.

-¿Las gracias por qué? Yo no he hecho nada...

Agustín sonrió.

-¿Que no? Tú siempre has estado ahí apoyándome, con todo. Me ayudaste cuando me enteré de mi sexualidad, estás ahí siempre que necesito ayuda... Hasta de pequeños eras siempre mi mayor apoyo. Quiero que sepas que eres mi mejor amigo, Jus, y espero que siempre lo seas.

Para su sorpresa, Agus creyó percibir una muestra de dolor y disgusto en los ojos de su amigo.

-Pues vaya pena...

-¿Qué? -contestó él desconcertado.

-Digo que pues vaya pena; porque yo preferiría que me vieras como algo más que tu amigo. No quiero ser “tu mejor amigo”, preferiría que me llamaras como “tu novio”.

En seguida Justin se dio cuenta de la cagada monumental que acababa de hacer. Además, seguía enfadado, y mucho. Se levantó de la mesa con brusquedad, se dio la vuelta y se alejó de allí con zancadas largas. Sintió como la mejilla le ardía por culpa de una lágrima que bajaba por ella.

Agus se había quedado estupefacto y pasó unos minutos sin poder moverse. En cuanto salió de su asombro, se levantó y dejó el dinero sobre la mesa. Salió corriendo en pos de su amigo, que le llevaba mucha ventaja.

-¡Espera, Jus!

-¡No! -contestó él, empezando a correr.

-¡Tengo que hablar contigo!

-¡Pues yo no quiero!

Justin consiguió despistarle, llevaba demasiada ventaja y corría rápido. Agustín paró en seco y se apoyó en sus rodillas, respirando agitado. Necesitaba ayuda; pero ¿a quién preguntar cuando el chico que siempre le ayudaba era el origen del problema?



***



Estaban en la casa de Ainoa. Dani, Eliot y Estrella estaban sentados en un sofá y, en frente de ellos, estaban Ainoa y Robin. El muchacho estaba sentado en el respaldo, con los pies en el sofá. Estrella dejó la mirada perdida en él con disimulo, como tantas veces antes había hecho y tantas veces más haría, veces que también ocurrirían después de que conocieran a Violeta. Escucharon como alguien llamaba a la puerta y, para desencanto de la chica, Robin se levantó y se fue a abrirla. Un chico, que en ese momento armó un estruendo cual un tornado, entró corriendo en la estancia. Robin lo siguió en grandes zancadas, con los ojos muy abiertos por su reacción. Había entrado corriendo antes de que si quiera le saludara. Los muchachos fijaron en él su atención. Era Agustín, lo conocían desde pequeños, siempre había sido el mejor amigo de Justin y se había juntado innumerables veces con ellos. Agus jadeaba y tenía el rostro cubierto de lágrimas de pura angustia. Levantó la mirada hacia ellos, y todos notaron sus ojos rojos.

-Agus... ¿qué... qué te ha pasado? -le preguntó Ainoa, que ahora estaba en el mismo sofá que los otros chicos, sentada en el reposabrazos.

-¿Que qué me ha pasado? -repitió él, con pena y cansancio. Las lágrimas recorrían su rostro sin descanso.

-Venga, tranquilo, chico... -intentó tranquilizarle Robin, pasándole la mano por la espalda- Cuéntanos lo que te ha pasado, quizás nosotros podamos ayudarte.

Agus asintió e intentó tranquilizarse. Robin se acercó al sofá vacío y volvió a su posición inicial. Estrella deseó escoger la escusa de que estaban demasiado apretados para ir a sentarse a su lado; pero decidió fijar su atención en el pobre muchacho, que intentaba encontrar las palabras para empezar.

-Si buscas a Justin... -comentó Eliot- No está aquí.

-No, no lo busco a él. De hecho, acabo de estar con él.

Aquella información les puso a todos en tensión ¿Habría pasado algo con Justin?

-¿Qué... qué ha pasado? -se atrevió a preguntar Dani.

Agustín se sorbió los mocos y parpadeó varias veces, intentando retener las lágrimas. Recobró su compostura.

-¿Sabíais que Justin es homo?

Se miraron entre ellos ¿cómo mentirle? Asintieron con la cabeza, preocupados.

-¡¿Y por qué coño no me lo dijisteis?!

-¿Qué... qué pasa, Agus? -le preguntó Ainoa.

-¡¿Que qué pasa?! Pues pasa que Justin acaba de confesarme que le gusto y se ha ido corriendo. Y yo estoy con Marcos, o sea que le he estado haciendo daño, joder. -todos se quedaron petrificados- ¡¿Por qué demonios no me lo habíais dicho?!

-Si hubiéramos sabido que le gustabas a Justin... te... te lo hubiéramos dicho. -le contestó Ainoa- Para que no le hicieras daño.

-¡¿Y ahora yo qué pollas hago?!

-Supongo que Justin podrá superar que el sentimiento no sea mutuo, siempre que tú sigas tratándolo igual a pesar de saberlo...

Los demás asintieron.

-¡Pero es que no lo entendéis, joder! ¡A mí me gusta Justin! Sólo que creía que él era hetero... si no nunca hubiera salido con Marcos ni con Antonio...

-Pues supongo que tendrás que dejarlo con tu novio... -intentó ayudar Robin.

-Ya, pero ¿cómo lo hago? -él se encogió de hombros- ¿Cómo lo hiciste tú para cortar con la tuya?

Robin había estado saliendo hasta no hacía mucho con una compañera de su clase. No volvió a salir con nadie, para alivio de Estrella, ni tampoco lo hizo en los tiempo en los que el grupo ya cursaba cuarto de ESO y Agus vivía en una ciudad distinta.

Robin se encogió de hombros.

-Mira, no lo sé. Supongo que también de pende del caso...

-Uff... -bufó el muchacho.

-Sea como sea, nosotros te apoyaremos. -le dijo Ainoa.

Él asintió gradecido.

-Creo que mejor me voy a buscarle... Si es que él me abre la puerta, claro.

-Suerte.

Escucharon la puerta de la entrada cerrarse. Robin tragó saliva y los miró.

-¿Justin y Agus son homosexuales?

-¡Premio al listo! -exclamó su hermana con sarcasmo.

-Anda que contáis algo... -se quejó él.



Agustín llamó a la puerta de Justin; pero nadie le abrió. Volvió a su casa y se pasó la tarde llamándole y mandándole mensajes. No respondió; así que intentó concentrarse en estudiar.



Al día siguiente, se lo encontró en el instituto. Cruzaron una mirada y se acercó a él.

-Agus... -empezó Justin. Él le dejó continuar- Sobre lo que pasó ayer... Olvídalo todo ¿vale? Ah, y... felicidades adelantadas por tu aniversario con Marcos.

-Justin, no pasa nada ¿vale?

-Ya... Eh... Tengo que irme, quiero ir preparándome para el examen de mates. -se excusó antes de que Agus continuara. Sentía un terrible nudo en el estómago.

El chico sabía que no tenía ningún examen, ya que si no el responsable muchacho nunca hubiera aceptado quedar en el restaurante con él; pero le dejó marchar.



En el recreo, al salir de la clase, se encontró con Marcos, como siempre. No tenía ninguna gana de verle. El chico fue a besarle; pero él apartó la cara. Su novio pasó de él. Marcos siguió hablando y chuleando con sus compañeros, Agus ni lo escuchaba. Marcos solía utilizarlo para chulear de novio y porque se sentía seguro, sabía que nadie se metería con él con Agus a su lado; pero en realidad no le quería. Y el sentimiento era mutuo. Por desgracia, eso era algo que Jus no sabía. En un momento en que Marcos pareció pedir su opinión, con los humos tan subidos como siempre, él se los bajó con un solo gesto. Lo miró tan seriamente que él sintió miedo de lo que iba a decirle.

-Oye, mira, Marcos. Sé perfectamente que tú en realidad no me quieres y sólo me utilizas para chulearte, y ya estoy cansado de esto ¿sabes? Adiós, para siempre, te dejo.

Podría haber sido demasiado brusco; pero le daba igual. Sólo deseaba buscar a Justin y poder tenerlo por fin entre sus brazos sin que nadie fuese a chivarse.

-No... no... ¡No puedes dejarme así! Y menos delante de toda esta gente...

-¿Que no? Pues acabo de hacerlo. Y, además, no siento ningún remordimiento por ello. Adiós, Marcos. -se dio la vuelta.

-Pero... ¡cari!

-No me llames así. -le amenazó mandandole una mirada asesina por encima del hombro. Era la primera vez que lo hacía, y tan sólo como chantaje emocional.

Agustín echó a andar en dirección contraria de donde se encontraba el chico. Alguien se acercó a él, la miró por el rabillo del ojo.

-No tengo ganas de hablar, Marga.

-Lo has hecho por él ¿verdad?

El muchacho se paró en seco, obligándola a ella también a detenerse.

-¿Por quién?

-Por Justin. -respondió ella bajando el volumen de su voz- Antes he estado hablando con él, y me lo ha contado... me lo ha contado todo. La verdad es que no me lo esperaba pero... Se le notaba muy apenado. -cambió de tema. Agus puso una mano sobre su frente- Ya, yo pensé lo mismo. Pobre Justin ¿verdad?

Él asintió.

-No sabes cuanto... Adiós, Marga, y... gracias. Me voy a buscarle.

Agustín se fue directamente a la puerta del gimnasio. Antes de éste había una pequeña antesala que solía estar vacía en los recreos, y sabía que su amigo estaría allí. Tanto mejor, porque quería tener privacidad para ese momento. Justin estaba allí solo, ninguno de sus amigos había ido esta vez a acompañarlo. Mejor. Se acercó a él. Justin se separó de la pared en la que había estado apoyado y lo miró, cogido por sorpresa.

-Sabía que estarías aquí. -comentó Agus con una sonrisa.

-A... Agus, ¿qué...? -tragó saliva intentando relajarse- ¿Qué tal el día?

Agustín, con las manos en los bolsillos, se encogió de hombros.

-Bien, guay. Lo he dejado con Marcos.

-Oh... Lo siento mucho, Gus.

-Na, está bien. Yo quería hacerlo.

-¿Por... ¿Por qué? Creía que estabas muy contento de que fueras a cumplir ya los tres meses con él...

-Bah, en realidad no. Además, me utilizaba mucho.

-Pues como tú.

Agus dejó escapar una sonrisa para tranquilizar la conversación.

-Es posible... ¿Que por qué, decías, que lo he hecho? Pues bien, te lo diré: por ti.

Justin se quedó un poco parado y tragó saliva.

-Oh... Agus... No, no tenías que hacerlo...

-No, no tenía; pero sí quería. ¿Y sabes por qué? -se acercó a él y le cogió las manos- Porque, si hubiera sabido eso sobre ti, nunca jamás hubiera salido con Antonio ni con Marcos; pero de verdad que creía que eras heterosexual. Finges bien. -comentó con una pequeña sonrisa. Él se la devolvió por toda respuesta. El corazón de Justin amenazaba con salirse del pecho, y el de Agus no se quedaba demasiado atrás- Y puedo asegurarte que es la vez que más sinceramente digo esto, de hecho creo que a ellos ni siquiera se lo dije nunca: creo que te quiero.

Jus no contestó nada y a Agus empezaba a incomodarle su silencio ¿habría dicho o hecho algo mal? ¿Lo habría mal interpretado? No creía, era imposible... Agus le sonrió con timidez. Justin le sonrió al tiempo que se ponía colorado. Agustín lo abrazó y el muchacho dejó caer la cabeza sobre su pecho.

-Yo... yo... yo también creo que te quiero. -le susurró.

Los pelos de ambos estaban de punta, los nudos en el estómago se apretaban amenazando con romperse de la fuerza y los corazones parecían entrenarse para un maratón. Al poco tiempo se separaron, Agus dejó las manos sobre sus brazos y ambos se fundieron en la mirada del otro.

-Dime, ¿alguna vez has besado a alguien?

-No, y si así fuera tú lo sabrías.

Agustín sonrió.

-Pues, si me dejas, yo te enseñaré.

Jus sonrió. Miles de escalofríos recorrían su cuerpo. Deseaba que sus labios por fin se encontraran, pero a la vez tenía miedo de echarlo todo a perder. Volvió a perderse en los preciosos ojos de él, sin atreverse a dar el primer paso pero disfrutando de su simple presencia. Agus se acercó un poco a él, Justin le siguió, sin ser capaz de acercarse más de unos milímetros. Agus terminó de recorrer el recorrido.

Miles de sensaciones inundaron a los chicos con aquel tacto. Cuando se separaron, ambos sonreían de oreja a oreja. Justin le devolvió un nuevo beso en seguida, provocando que la sonrisa del muchacho se ensanchara en mitad del contacto. Y él que pensaba que ése debía de ser un mal día por el hecho de ser martes trece y justo el día siguiente de una cagada monumental, cuán equivocado estaba.



Salió del instituto. La sonrisa no se había borrado de sus labios ni de su mirada en todo el día. Su corazón volvía a latir con fuerza cada vez que recordaba aquel beso, el primer beso de su vida, ese beso que nunca olvidaría. Su beso con Agustín, el mejor chico que había conocido en su vida. Agus era tan perfecto que sólo con pensar en él se ponían todos sus pelos de punta.

Un silbido llamó su atención. Miró al lugar del que procedía, en una pequeña callejuela. Agustín le sonrió desde ella y le saludó con la mano. Justin le devolvió la sonrisa y buscó a sus amigos con la mirada. Cuando los encontró, les dijo que ese día volvería a casa con Agus. Todas sus cabezas se llenaron de pensamientos ante su noticia, habían escuchado rumores sobre que el muchacho lo había dejado con Marcos; pero no dijeron nada y se despidieron sin más. Justin se acercó a la callejuela intentando no llamar la atención. Agustín se había internado un poco en ella para que no lo vieran. Cuando Justin estuvo delante del muchacho, él le dirigió una de sus más sinceras y brillantes sonrisas. Lo cogió de los brazos y lo besó. Jus respondió de muy buena gana.

-Un bonito sitio para una quedada. -comentó con ironía. Agustín le sonrió.

-Pensé que no te gustaría que todos se enteraran.

-Y estabas en lo cierto. -les sobrecogió un pequeño silencio que Justin se apresuró a romper- Aunque no creo que hubieran pensado nada si en vez de esperarme aquí y rezar porque escuchara tu silbido entre tanto barullo te hubieras acercado a recogerme. Total, saben que somos amigos desde siempre...

-Ya, pero creo que no hubiera aguantado ni un solo segundo teniéndote delante sin besarte.

Justin sonrió enrojeciéndose. Agus era muy lanzado, y era extraño para él, que era la primera vez que salía con alguien. Jus se acercó a él, pero no fue capaz de terminar por besarle. Agus sonrió y se acercó más a él. Se besaron. Después Agus volvió a dejarse caer en la pared y lo cogió por la cintura, mirándolo con cariño.

Justin bajó la mirada y se alejó de él. Agustín frunció el ceño.

-¿Qué... ¿Qué te pasa?

-Agus... Es que yo... Eres mi mejor amigo ¿sabes? Y me da miedo perderte... En fin, ya sabes, has durado a penas unos meses con cada uno de tus novios y nunca acabas bien...

-Te prometo que contigo será diferente, Justin. Porque a ti te quiero.

-Pero... ¿y si no? ¿Y si al final pasa cualquier cosa y lo dejamos? ¿Y si nuestra relación se rompe por culpa de haber salido contigo y no volvemos a ser nunca más amigos? No quiero que pase eso, Gus... Me da miedo perderte, y mucho.

-A mí también. -le contestó él- Y te prometo que prefiero tenerte mil veces como amigo antes que como novio, Jus. No podría sobrevivir sin tenerte a mi lado como mi amigo, porque te necesito. Y te prometo que si en algún momento veo que esto pudiera perturbar nuestra relación haciendo que dejáramos de ser mejores amigos lo dejaremos y punto. Pero... tenemos que intentarlo, Jus, yo te prometo que haré cualquier cosa que esté en mi mano para que esta relación dure para siempre. -Jus no supo que contestar, seguía preocupado. Agus se incorporó y se acercó un poco a él. Cogió una de sus manos entre las suyas- Seamos mejores amigos y novios.

Justin sonrió.

-La relación perfecta.

Él asintió.

-La relación perfecta.

Jus se lanzó a sus brazos y escondió el rostro entre su pecho.

-¿Crees que lo conseguiremos? -le preguntó.

-Lo conseguiremos. -contestó Agustín- Ya lo verás. -Se separaron y se miraron con cariño a los ojos. Agus se acercó a él y le pasó un brazo por detrás de los hombros y otro por la cintura- Venga, te acompaño a casa.

Justin asintió y dejó caer la cabeza sobre su pecho. Empezaron a andar así, agarrados, escondidos en la intransitada callejuela. Jus sujetada la mano que Agus le pasaba por la cintura. El chico sonrió de improviso.

-¿Por qué sonríes? -le preguntó Justin.

-¿Que por qué sonrío? Te tengo a ti, el mejor cuerpo del instituto, entre mis brazos ¿qué más quieres?

-Yo no tengo el mejor cuerpo de todo el instituto...

-¿Ah, no? -contestó él con sarcasmo- ¿Y entonces quién?

-Bueno... Tú. -se escaqueó Justin. Agus sonrió.

-No, ahora en serio. Eres una magnífica persona, Justin. Tienes una mente privilegiada y eres la mejor persona del mundo, y encima de todo estás bueno. ¿Qué más podría pedir?

Justin sonrió sonrojándose. Agustín tenía ese instinto especial para hacer que se sonrojara. Aún así, pensaba que mentía al decirle eso. Tenía más defectos que cualidades según su opinión. Agustín se paró en seco algunos pasos antes de llegar al final de la callejuela. Lo cogió de los antebrazos y lo miró a los ojos.

-Oye, Justin. Esta vez... quiero hacerlo bien. Quiero hacerlo realmente bien, no como un liguecillo de mierda -igual que hacía con Antonio y Marcos- Sólo si tú quieres, claro...

Justin sonrió, eso era lo que él había querido desde el principio. Pero no quería forzarlo, sabía que las cosas serias no eran el fuerte del muchacho, y también que una relación seria no era lo más normal a sus edades (él estaba en el primer trimestre de segundo de ESO y Agus en tercero). La verdad era que nunca había pensado que saldría con alguien siendo tan joven; pero no le importaba si el premio era estar con Agus.

Para su sorpresa, el joven hizo ademán de arrodillarse, sin llegar a apoyar la rodilla en el suelo para no mancharse. Le sonrió y le cogió la mano.

-Justin Hurtado Campos, ¿quieres ser mi novio, convirtiéndote así aún más en el centro de mi vida y darme el gran honor de poder cuidarte, apreciarte y amarte como a nadie más en este mundo?

El corazón de Justin pareció querer detenerse para siempre y su sonrisa se hizo tan grande que parecía que no iba a entrar en su rostro. Agustín siempre había sido un exagerado en cada cosa que hacía; pero eso era algo que le gustaba de él.

-Sí, quiero. -se echó sobre él para abrazarle y Agus lo abrazó levantándole del suelo- Pero sólo si tú me das ese mismo honor.

Agustín sonrió.

-Trato hecho.



***



Justin llamó corriendo a Ainoa nada más estar en su cuarto. Sabía que ella y Estrella estaban juntas. La chica, cuando vio que era él, puso el móvil en altavoz y le contestó.

-Hola, Justin, ¿qué quieres? -le preguntó.

-¡Hola, chicas! Tengo que hablar corriendo con vosotras, tías. ¿Dónde estáis?

-En casa de Estre, si quieres pasamos a buscarte.

-¡Vale! ¡Os espero!

Las dos muchachas sonrieron al notar la gran alegría de su amigo. Cuando llegaron él las invitó a subir a su habitación con una gran sonrisa y sin decirle nada a sus padres. Ellos se alegraron de ver tan contento a su hijo. Justin cerró la puerta teniendo cuidado de que no se quedara nadie al otro lado escuchándoles. Se volvió a ellas con una gran sonrisa.

-¿Qué es eso tan importante que tenías que contarnos?

-No os lo vais a creer; pero... ¡Agus me ha pedido salir!

Las chicas sonrieron.

-¿En serio? -preguntó Ainoa.

-¡Sí! -exclamó él abrazándola.

-¡Enhorabuena!

Estrella abrazó a su amigo.

-Qué guay, Justin. -le dijo- Pero anda que nos dices que te gusta...

-Oye, que tú sí lo sabías.

-¿Qué? -se contrarió Ainoa- ¿Lo sabías y no me dices nada?

Su amiga se encogió de hombros.

-No iba a decírtelo sin el permiso de Justin.

-Bueno, por hay te libras... -se volvió a su amigo- Oye, Justin; ¿pero Agus no estaba saliendo con un tal Marcos?

-Sí; pero lo ha dejado con él esta misma mañana.

-Ah. Guay, supongo.

-¿Lo saben los chicos? -le preguntó Estrella.

-No; pero iba a ir a contárselo ahora mismo. ¿Me acompañáis?

-¡Claro!



Pero no siempre todo es de color de rosa, como tampoco lo fue con Justin. Y es que, el principio de algo hermoso, puede llegar a acarrear grandes problemas.