Hablar con alguien y estar pensando en algo que no puedes contarle ocurre algo así como todos los días.
Dani se despertó. Recordó todo lo que
había pasado y se sintió mal por su primo; pero no pediría perdón
a su estúpida amiguita. Ella también se había pasado, y mucho.
Nadie tenía derecho a meterse con él, y mucho menos con sus amigos.
Sus padres aún no habían vuelto. Se
levantó del sofá y fue a buscar a Lucas Martín. El niño estaba de
rodillas escribiendo en una mesa muy baja con una gorra roja en la
cabeza y moviendo la cabeza al son de una melodía en su cabeza.
Seguramente estaría escribiendo una canción o algún rap.
Le quitó los cascos que, aunque
apagados, el chico se ponía para no escuchar nada y aislarse del
mudo exterior.
-Ey, Lucas Martín, ve a ponerte un
abrigo, anda, que nos vamos.
-Vale -dijo él sin muchas ganas-,
¿puedo llevarme esto para seguir escribiendo?
-Como quieras.
-Vale, ¿vamos a ver a Eliot? Quiero
enseñárselo.
A Dani aquello le dolió un poco, ¿en
serio quería enseñárselo a Eliot antes sin que ni siquiera lo
hubiera visto antes él?
-Claro, como quieras.
-¿Y a dónde vamos entonces?
-A ver a Borja.
-Estará enfadado.
-Lo sé. ¿Puedo ver yo también eso,
Martin? -le preguntó cambiando de tema.
-Em... No. Por haberte portado tan mal
con Borja. -respondió el niño escondiéndolo tras su espalda y
yéndose de allí.
Daniel suspiró. Se dirigió al
dormitorio de su hermana. Allí estaba ella, de espaldas a la puerta
jugando con un peluche. Se quitó los zapatos y entró sin hacer
ruido. La cogió por sorpresa, levantándola del suelo y haciéndole
una pedorreta en la barriga. La niña se rió.
-¿Tienes ganas de ir a ver a Sandra,
pequeñina?
-¡Síiii! -exclamó ella.
-Pues corre y ve a ponerte los zapatos.
-le ordenó dejándola de nuevo en el suelo.
***
Rubén se despertó por
un pitido de su móvil. Lo cogió. Era Raúl. El hombre estaba
preocupado porque aún no le había contado qué le pasaba. Decidió
resumírselo todo para que lo entendiera. Raúl había sido siempre
una brillante mente pensante, quizás a él se le ocurriera alguna
idea. Quizás sabía cómo hacer para que la chica a la que amaba, la
cual le odiaba, salía con otro chico y no quería volver a saber de
él, volviera con él. No tenía muchas esperanzas, nunca había
creído demasiado en los milagros. Pero había que intentarlo, y
confiaba mucho en Raúl.
***
Habían vuelto de tomar
aquel helado, la verdad era que Violeta no se sentía mucho mejor, y
Jorge no sabía qué más hacer. Ese día, la chica había quedado
con Dani; pero, no sabía si por suerte o por desgracia, sus padres
le habían vuelto a dejar al cuidado de los pequeños. Viendo a Dani
casi agradecía ser hija única; aunque luego se fijaba en Ainoa y
Robin, Jus y Antonio o Eliot y sus hermanos y no parecía ser tan
malo. Creía que Estrella también tenía una hermana con la que se
llevaba muy bien, ella era la única hija única.
Y en todo esto era en lo
que pensaba como distracción para poder sacarse a Rubén un rato de
la cabeza; era lo único que se le había ocurrido.
No podía seguir así,
simplemente, no podía.
***
Por fin llegó a casa de
sus tíos, eso de ir cargando con Carolina porque la niña se había
empeñado en llevar su nuevo juguete y se tropezaba cada dos por tres
a la vez que escuchaba la charlatanería de Martín, al cual parecían
haberle dado pilas “Duracell”, era un tanto exasperante. Llamó a
la puerta y le abrió su tía.
-¡Hola, chicos! -les
saludó Teresa con una gran sonrisa- ¿Cómo es que os habéis dejado
caer por aquí?
-He venido a ver a Borja.
-le contestó Dani.
-Oh, sí. Parece que ha
venido un tanto enfadado... Pasar, pasar.
-¿Dónde está?
Daniel se dirigió a la
habitación que su tía le había indicado. Allí estaba Borja, solo.
Se apoyó en el marco de la puerta.
-Ey. ¿Se ha ido ya tu
amiguita?
-Sí. Y vete, déjame en
paz.
-¿Estás enfadado
conmigo?
-Tú verás... -contestó
él sarcástico.
-Sabes que no puedes
enfadarte conmigo.
Dani se lanzó encima de
su primo con un ataque de cosquillas. Al final consiguió que Borja
se relajara un poco.
-Bueno, ¿a qué has
venido?
-Quería pedirte perdón.
-Borja abrió la boca para decir algo- Y no, no voy a pedirle perdón
a esa sucia arpía. -le cortó él- Si tendría que haberme callado
era por respeto a ti, no a esa. Y qué quieres que te diga, no me
parece una buena persona, no creo que sea una buena compañía; pero
ya sé que al final harás lo que tú veas.
El niño quiso decirle
que a penas tenía otra opción: ella era bastante popular, y... él
era el marginado. A lo mejor si se acercaba a ella pararían de
meterse con él. Pero no, no se lo digo, no quería que supiera eso
de él.
-Y bueno, -prosiguió
Daniel- no voy a dejar que nadie se meta con mis amigos; así que
entiéndeme, ¡no iba a quedarme de brazos cruzados! Pero... sí que
es verdad que me pasé; así que lo siento.
-Disculpas aceptadas.
-contestó Borja, dándole un abrazo para sorpresa del chico.
***
Peter miró a Justin y
luego de nuevo a la bolita de papel que tenía en la mano. Se la tiró
disimuladamente para que nadie la viera pero, a la vez, que si la
vieran creyeran que era la típica bola babeada para molestarle. El
chico la leyó “necesito que me ayudes en una cosa... Nos vemos en
los baños de la tercera planta en el recreo, deshazte de tus
amigos”. En esa planta no solía a ver nadie en los recreos, al fin
y al cabo, estaba prohibido entrar a esas plantas del edificio a esas
horas. Inclinó un poco la cabeza para que Peter supiera que estaba
asintiendo.
En el recreo, Peter le
pidió volver a quedar: había hecho todos los problemas como el
chico le dijo, pero aún así seguía teniendo muchas dudas y seguía
sin entenderlo.
Justin no sabía muy bien
qué hacer ¿tendría que quedar con el muchacho cuando ya sólo
quedaban dos días para que Agus se fuera? No le parecía muy justo;
pero le había dicho al muchacho que iba a ayudarle. Decidió
explicarle al chico la situación:
-Em... Es que mira,
Peter. Ha venido a visitarme mi pareja, que está viviendo en otra
ciudad y lleva mucho tiempo sin verme, y quiero aprovechar el tiempo
para estar juntos... Pero también es verdad que yo tengo que
estudiar para ese examen... Intentaré encontrar si tengo tiempo.
-Um... Claro, lo
entiendo. Podrías presentármela. -dijo curioso.
-¿No decías que no
querías que nadie supiera que te estoy ayudando?
-Cierto... ¿Es de aquí?
-Sí.
-Una lástima.
Hubo un rato de silencio,
se intercambiaron los móviles para poder avisarle si tenía tiempo y
se giró hacia la puerta.
-¿Sabes? Creo que esa
“A” tiene suerte. -comentó Peter de repente- Um... ¿Alisson,
Andrea, Antonia, Alberta? … ¿Cómo se llama?
-Nunca lo descubrirías.
-dijo sin girarse a él.
-Bueno, aún así, creo
que tiene suerte.
Justin se contuvo de
darle las gracias y se fue con sus amigos. Había sido muy raro por
parte de Peter.
***
Aquel fue un recreo muy
molesto para la pobre de Ainoa. Que Estrella le diera un pequeño
codazo cada vez que Eliot y Daniel no miraban y que Violeta le
lanzara indirectas era casi para meterle una paliza cada una. Justin,
decidiendo que ya había sido bastante con la broma, se puso detrás
de ella dejando sus brazos en sus hombros y las piernas haciendo
distancia entre ella y las dos chicas; para alivio de Ainoa.
¿Qué iba a hacer ahora?
¿Es que no entendían que, por mucho que le gustara, ella no quería
salir con él?
Peter pasó por delante
de donde estaban ellos con su grupo para dirigirse al porche y los
jardines más alejados, donde no solían pasar los profesores y se
podía fumar. Les lanzó una mirada por el rabillo del ojo. “A de
Ainoa” pensó, aunque eso no tenía mucho sentido si Justin no le
había mentido al decirle que su pareja había venido de visita como
excusa para no poder quedar.
***
Cuando salió del
instituto,en seguida vio de lejos a Agus, que le hizo una seña y se
metió por un callejón. Fue corriendo alegre hasta allí y se lanzó
de un salto a sus brazos, cómo le gustaría que Agus se quedara para
siempre allí...
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